Opinión

CRÓNICA DEL PRESENTE

CRÓNICA DEL PRESENTE

¡La tragedia de Río Verde!

 

El 11 de enero de 1948 se accidentó, en el paraje de Río Verde, un avión de la Compañía Dominicana de Aviación (CDA) que transportaba el poderoso equipo de béisbol de la ciudad de Santiago, que estaba integrado en su mayoría por los más destacados jugadores del que era ya el deporte rey en la República Dominicana. Ese trágico y desgraciado accidente enluteció para siempre la memoria del pueblo dominicano y todos los años a partir de aquella época, se lleva cabo una ceremonia en el cementerio municipal de Santiago, donde reposan los restos de las víctimas de la tragedia y que el autor de esta columna tiene presente en el registro de su memoria, recordando, particularmente a cuatro o cinco de las víctimas de esa maquinaria extraordinaria, que estaba llamada a ganar el Campeonato Nacional de Béisbol Amateur de 1948.

Al momento de la tragedia de Río Verde el autor de esta columna tenía la edad de 11 años, próximo a cumplir los 12 en el mes de mayo, y comenzaba a relacionarme de manera directa con las actividades deportivas de mi patria chica, la legendaria ciudad de Montecristi, a donde habíamos llegado recientemente a vivir desde mediados de 1947, cuando nuestro padre cancelado en su rango de capitán del Ejército Nacional, por expresa decisión de Rafael Trujillo Molina, prestaba servicios en las plantaciones bananeras de la Grenada Company, filial con el nombre de “División Berlanga”, propiedad de la United Fruit Company, la más poderosa compañía agrícola del mundo en aquel momento. En mi infancia conocí a Bombo Ramos, Miguel Rodríguez Jiménez, alias Boquita, recién graduado de doctor en Medicina, perteneciente a una distinguida familia de Montecristi, y Miguel (Tatis) Rodríguez, a quienes había visto jugar béisbol en el play “Pedro Alejandro Sanz” de esa ciudad, nombre que recordaba en homenaje a quien ha sido uno de los más grandes lanzadores del béisbol dominicano.

De esos jugadores que perecieron en esa tragedia de Río Verde había visto jugar en el antiguo Gimnasio Escolar de la ciudad capital a Aquiles Martínez, Loro Escalante, Chino Álvarez, Pedro Báez (Grillo A), Víctor Saint Claire (alias Papito Lucas) y también desde niño habíamos conocido a Ramón María Hernando, que era el piloto del avión de CDA y quien tenemos entendido fue el segundo piloto comercial de nuestro país; el copiloto del avión era un destacado atleta de San Juan De la Maguana, llamado José del Carmen Ramírez Duval, quien se había destacado como jugador de basquetbol y voleibol y era tío de esa extraordinaria estrella de la canción dominicana llamada Rhina Ramírez. A Ramón María Hernando lo habíamos visto visitar a nuestro padre, ya fuera de las filas del Ejército, con quien tenía una relación familiar, por parte de nuestra abuela Virginia Abreu Piña Ramírez, oriunda de Jarabacoa, cuando antes de trasladarnos a Montecristi vivíamos en el barrio de San Juan Bosco, en la Martín Puchi esquina Cachimán.

La tragedia de Río Verde, ocurrida como habíamos señalado el 11 de enero de 1948, enlutó para siempre al pueblo dominicano porque en ella perecieron jugadores extraordinarios, excelentes, del béisbol, muchos de los cuales estaban en camino de ascender al béisbol profesional de las Grandes Ligas de los Estados Unidos, donde ya practicaban como profesionales de ese deporte jugadores hispanoamericanos provenientes de Cuba, Puerto Rico, Venezuela y México, algunos de los cuales se habían enfrentado a los equipos dominicanos durante las series de béisbol amateur internacional que se desarrollaron en diferentes países de América. ¡A la memoria siempre, eterna, de las víctimas de la tragedia de Río Verde!

El Nacional

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