Opinión

CRÓNICA DEL PRESENTE

CRÓNICA DEL PRESENTE

¡Gracias, muchas gracias!

 

En las ediciones de este periodico vespertino, entre los días comprendidos del 7 al 14 de agosto del presente año, el autor de esta columna publicó siete crónicas históricas, tituladas “Historia del merengue”, que en realidad, fue un resumen de otros trabajos que habíamos publicado en relación con los orígenes y “la verdadera historia del merengue folklórico dominicano”, no solamente en este periódico sino en otras publicaciones.

Hablando en singular, debo decir que me siento profundamente honrado, distinguido y satisfecho por la interminable cantidad de llamadas que he recibido no solamente de personas que viven aquí en el país, sino tambien de amigas y amigos lectores de El Nacional, que residen en diferentes ciudades de Estados Unidos, Puerto Rico, Venezuela, Panamá, España y Francia.

Y a ellos van dirigidas las gracias que encabezan esta columna de hoy.

¡Gracias, muchas gracias! y sobre todo por el reconocimiento que hacen a mi persona, por el esfuerzo, si puede decirse pedagógico, de mantener viva la auténtica expresión musical de nuestro pueblo, frente a esa ofensiva irrespetuosa, de toda falsedad, que auspiciada por los enemigos de nuestra nación, quieren presentar y hacer creer con el nombre de “merengue urbano o música urbana”, que se manifiestan en los medios de comunicación por mujeres y hombres, jóvenes, desgraciadamente, de una orfandad absoluta, penosa, del conocimiento teórico y práctico de lo que es la música.

Hace mucho tiempo cuando el autor de esta columna se honraba con la distinción de ser ayudante personal del profesor Juan Bosch, el gran maestro político dominicano y de América, intercambiábamos con él, preocupados desde entonces, de que para borrar la imagen de nación de nuestro pueblo, se estaba enterrando la expresión folklórica de origen, incuestionablemente popular, del merengue dominicano.
Juan Bosch inspiró nuestra idea cuando en un artículo, publicado en este periódico el 3 de septiembre de 1988 decía: “La patria dominicana no es sólo el conjunto de sus paisajes de montaña, de valles, de ríos, de playas: es también, su lengua la suma de sus hombres y mujeres, los poemas que han escrito sus poetas y la música que han escrito sus músicos.

El merengue es parte de la patria, porque fue creación del pueblo, y si los que amamos la patria no quisiéramos ver agotados sus lagos y ríos, ni secas sus playas ni destruida sus montañas y desarbolados sus valles, tampoco queremos que llegue el día en que ninguno de sus hijos sepa qué fue el merengue, cómo sonaba, cómo se bailaba esa música que durante muchos años nos identificó a todos los dominicanos, como partes de un mismo pueblo así como la cueca identifica a los chilenos, el tango a los argentinos y el corrido a los mexicanos”.

Juan Bosch ha definido, con su maestría inigualable y el ejemplo de su vida como ciudadano, lo que es la patria dominicana, y por eso reiteramos al dar las gracias a quienes nos han comunicado su aceptación de las crónicas publicadas como “Historia del merengue”, que es un deber enfrentar el proceso de desintegración de la nación dominicana en una maniobra de extraordinaria importancia, de un proyecto diabólico, que tiene como objetivo convertir la isla de Santo Domingo en un conglomerado humano, integrado por ciudadanos de origen haitiano y dominicano. No lo aceptaremos nunca, porque este es un pueblo singular en los matices de su dignidad e inteligencia, en el escenario hispanoamericano.

El Nacional

La Voz de Todos