Opinión

CRÓNICA DEL PRESENTE

CRÓNICA DEL PRESENTE

¡División Berlanga!

 

Terminamos nuestra columna anterior hablando de aquel momento, tal vez por el año de 1954 ,cuando se había fundado bajo la dirección de nuestro padre un pequeño poblado en el paraje de El Ahogao, de la sección de Palo Verde, a la que vinieron a vivir por mandato de la compañía los habitantes de un barrio que se había levantado, conocido como El Tripero, vecino al batey La Cruz, en el lugar donde estaban instaladas las gigantescas turbinas de gasoil, cuatro en total, que sacaban agua del Yaque del Norte y que distribuían por gigantescos canales a todas las fincas bananeras de la División Berlanga.

El lugar escogido para trasladar a los moradores de El Tripero era un hermoso llano contiguo también al Yaque del Norte en el cual había solamente dos construcciones: la gallera y la pequeña casa de madera propiedad de Panchín Amaro, tronco paterno de una conocida familia de profesionales, entre los cuales está Raymundo Amaro Guzmán, destacado burócrata que fue presidente de la comisión que organizó la Décimo Tercera Feria Internacional del Libro en 1985, y el colmado de Socio Galán.
El autor de esta columna, que estuvo presente junto a nuestro padres en el momento que se fundó lo que es hoy el distrito municipal de Palo Verde, leyó con pena, en la primera página del periódico Hoy, en las condiciones que estaba esa comunidad de Palo Verde, en la cual había 450 viviendas inundadas como consecuencia del paso del huracán Irma, que azotó con una intensidad nunca antes vista a las antillas menores y mayores, y a regiones enteras en la costa occidental de Estados Unidos de América.

Hemos dicho en múltiples ocasiones que nuestro padre, miembro destacado del Ejército Nacional que había alcanzado el rango de capitán y jefe de instructores de esa institución armada, tenía conocimientos por su vida de hombre de acción con mucha experiencia a quien con frecuencia permanente en nuestro país, llamamos sabio; al terminar el establecimiento de la pequeña comunidad llamada hoy Palo Verde, advirtió que había que hacer dos drenajes para que el río en sus crecidas no inundara la comunidad.
Como es propio de la naturaleza espontánea, agresiva e imprudente del pueblo dominicano, en aquel momento hace cerca de 60 años, no se le prestó atención a la preocupación y advertencia de nuestro padre y hoy en el 2017 se sufren las consecuencias de esa indiferencia, que no se pueden resolver de un día para otro.

En los años posteriores, ya cursando estudios en la ciudad capital, el desarrollo urbano de La Cruz de Palo Verde era realmente asombroso. Además del play donde se jugaba softball se construyó un hermoso club al lado de la casa donde vivía nuestra familia, que recibió el título de Club Berlanga.

Hermoso lugar de diversión que tenía cancha de tenis, piscina, un hermoso salón para jugar villar y una acogedora y amplia terraza en la cual no se sufría calor, con sanitarios para damas y caballeros, una cantina bien abastecida y una hermosa vellonera con más de 150 discos con la música romántica y popular como el merengue y los boleros de aquellos tiempos.
El nombre de Berlanga fue puesto en homenaje a la División Agrícola, pero también en homenaje a Tomás Berlanga, que fue el sacerdote jesuita español que trajo a América los guineos o bananos y los plátanos.

Ahora ese hermoso recinto tiene el nombre de Club Caribe en los disparates propios en términos históricos y culturales de nuestro pueblo. Continuaremos…

El Nacional

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