Opinión

CRÓNICA DEL PRESENTE

CRÓNICA DEL PRESENTE

Euclides Gutiérrez

II

El mes de mayo en la historia contemporánea dominicana, tiene una importancia extraordinaria. En este mes, el día 5 de mayo de 1965, se juramentó, en la puerta de El Conde, como Presidente de la República en Armas, Francisco Caamaño Deñó, impuesto por Juan Bosch, para que dirigiera al pueblo dominicano, frente a la abusiva e injusta intervención de las tropas del gobierno de Estados Unidos de América en nuestro país.

El 19 del mismo mes y año murieron en el asalto al Palacio Nacional, Rafael Fernández Domínguez, Juan Miguel Román, Euclides Morillo, Ilio Capocci, otros combatientes constitucionalistas, y el 30 de mayo de 1961 cayó ajusticiado en la prolongación del Malecon de Santo Domingo, Rafael Trujillo Molina. Pero son las circunstancias las que determinan, obligado por la numerosa petición de los lectores de esta columna, continuar con el tema que habíamos tratado.

Hablábamos del libro de Juan Bosch, Composición Social Dominicana, que cuando fuimos distinguidos y honrados de presentar su 6ta. edición en 1976, señalábamos que “lo que hizo el profesor Juan Bosch, al escribir Composición Social Dominicana, no fue repetir como un papagayo lo que habían dicho Marx y Engels y los demás maestros del materialismo histórico, sino usar el método de pensar de esos maestros y aplicarlo a la historia dominicana.

Al hacer eso descubrió que las luchas de clases que se han llevado a cabo en nuestro país principalmente, y sobre todo, a partir del nacimiento de la República hasta poco después de la llegada al poder de Trujillo, ha sido entre diferentes sectores de la pequeña burguesía y no entre burgueses y proletarios.

Ese descubrimiento pasó a explicar muchos aspectos de nuestra historia que nos llenaban de confusión a los que la estudiamos, pero para llegar a ese descubrimiento, que es trascendental en la historiografía dominicana, el profesor Bosch tuvo que profundizar seriamente en el campo socio histórico, para darse cuenta de que en nuestro país, como en cualquiera que tenga las características sociales nuestras, no hay un pequeña simple burguesía; hay un complejo pequeño burgués compuesto por una alta, una mediana y baja pequeña burguesía, y dentro de la capa de la pequeña burguesía hay además una pequeña baja burguesía pobre y otra muy pobre y es de estas dos últimas capas de donde sale nuestro lumpen proletario, a quienes los dominicanos comúnmente llamamos “tigueraje” “.

Realmente la composición social del pueblo dominicano, aunque como decíamos, tenemos identidad en el idioma, en los hábitos de vida, las costumbres y la religión, con la totalidad de los pueblos hispanoamericanos, ratificamos que aquí, en el escenario geográfico de lo que es hoy la República Dominicana, no existió la esclavitud; ni un Estado de sumisión y explotación como los que existieron en otro pueblos hispanoamericanos como son los casos de Cuba, Puerto Rico, México, Centroamérica, Venezuela, Colombia, Brasil y la totalidad de las naciones andinas y esa realidad histórica, incuestionable, fundamentada en conceptos científicos de la verdad, es la que ha convertido a nuestro pueblo, que desde su génesis ha combatido contra españoles, ingleses, franceses, haitianos, españoles de nuevo a partir de agosto de 1863 y con las tropas de infantería de Estados Unidos de América, llamado el país más poderoso del mundo, cuyos representantes diplomáticos a partir de junio de 1965, se vieron obligados a sentarse en una mesa de negociaciones, en las reuniones que se celebraron en el 3er piso del edificio Copello, ubicado en la calle El Conde esquina Sánchez de la legendaria ciudad de Santo Domingo. Continuaremos…

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