Opinión

CRÓNICA DEL PRESENTE

CRÓNICA DEL PRESENTE

¡La gran epopeya! y II
El episodio de la guerra de la Restauración tendría repercusión casi inmediata en la colonia española de Cuba, cuando en 1868, apenas tres años despues, se inició “La guerra de los diez años”, en la que jugaron un papel estelar dominicanos que habían servido a España como soldados durante el breve período de la anexión; citamosl os nombres de los que más se distinguieron: Luis, Francisco y Félix Marcano, Dionisio Gil, Modesto Díaz y Máximo Gómez, a quienes podemos calificar como maestros de “la guerra de guerrillas” porque ellos conocían y aplicaron en Cuba el método de la guerra irregular, que había escrito el gran estratega militar de la historia dominicana, fundador, prócer de la República y ministro de Guerra y prócer de la Restauración, Matías Ramón Mella, contenido en una circular del 26 de enero de 1864, dirigida a las tropas restauradoras y que recoge en síntesis admirable toda la experiencia del pueblo dominicano en esa forma singular de lucha.

Podemos decir a nuestro criterio que esa síntesis de la “guerra de guerrillas” recogido en ese documento, no es solamente la experiencia del pueblo dominicano, calificado como “legendario” por un jefe militar triunfador como lo fue Fidel Castro, sino que, tal vez, en la realidad histórica, es el primer documento en la historia del mundo que hizo una síntesis tan objetiva y real de unificar a un pueblo pequeño, de pocos habitantes, para que se enfrentara a una nación con la experiencia y el poder de España, todavía una potencia colonial, cuyos soldados habían sido elogiados por Napoleón Bonaparte.

Máximo Gómez, que terminó siendo el jefe militar más importante en el largo proceso de la independencia de Cuba, enseñó a los cubanos el método de lucha que habían aplicado los dominicanos en la Batalla de Palo Hincado contra las tropas de soldados franceses, que vinieron enviados por el emperador francés antes citado.

Al terminar el proceso de la Restauración de ese pequeño número de próceres y héroes que hemos citado, pocos quedaron con vida, destacándose después en el proceso posterior a la Restauración bajo el gobierno del nefasto Buenaventura Báez, encabezaron y dirigieron el inicio de la “Guerra de los seis años”, para impedir que ese apátrida, nacido en este país, lo anexara, o mejor dicho lo vendiera, a Estados Unidos de América, que ya era una nación de un poder económico y militar extraordinario, porque se había unificado después de la guerra civil que había sufrido en su territorio.

De esos próceres, solamente Pedro Pimentel, JoséMaría Cabral, Benito Monción, Fernando Arturo de Meriño y Ulises Francisco Espaillat, participaron en el inicio y el desarrollo del conflicto. Pero el que más se destacó a partir de entonces en lo que debe llamarse la Segunda República, fue Gregorio Luperón, uno de los grandes héroes de la Restauración, joven nacido en Puerto Plata que había sido un adalid incuestionable en la guerra contra España para rescatar la soberanía de la nación dominicana.

Agosto tiene para el autor de esta columna en términos de ciudadano de este país, un recuerdo permanente e inolvidable, no solamente porque estamos obligados a magnificarlos siempre como el mes en que se inició la guerra de la Restauración, que es la gran epopeya dominicana, sino también, porque en el orden personal, en lo más profundo de nuestro corazón, está el recuerdo de Clemencia Félix de Gutiérrez, nuestra madre, que llegó a la vida el 27 de agosto de 1914.

El Nacional

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