Opinión

CRÓNICA DEL PRESENTE

CRÓNICA DEL PRESENTE

La muerte del general Miguel Rodríguez Reyes en Palma Sola, San Juan de la Maguana, en una emboscada planificada, propia de los servicios de seguridad de los Estados Unidos y de otros países, particularmente europeos, dejó el camino abierto a los conspiradores que no dieron su aceptación jamás a la victoria de Juan Bosch.

Los historiadores contemporáneos y el pequeño grupo de aventureros, mitómanos, megalómanos y oportunistas, que esta narrando a su criterio y conveniencia los sucesos de aquel entonces, solamente hablan de Juan Bosch haciendo la mención de su nombre, sin profundizar en la realidad histórica, incuestionable, aspectos recogidos y publicados en los medios de comunicación del país.

Una de las primeras medidas tomada en enero de 1963 por el Consejo de Estado, gobierno colegiado, sirviente de los Estados Unidos, fue declarar a la Policía Nacional como una institución autónoma sobre la cual el presidente de la República, que se juramentaría a partir de 27 de febrero de ese año, no tendría ninguna autoridad.

Después vinieron otras medidas burocráticas administrativas, políticas, que tenían como objetivo desestabilizar el gobierno que todavía no había tomado posesión. Penoso es recordarlo, porque las organizaciones revolucionarias y progresistas de aquel momento, Partido Socialista Popular (PSP), Movimiento Popular Dominicano (MPD), y el de mayores simpatías, aceptado con respeto y admiración por la mayoría del pueblo dominicano, el Movimiento Revolucionario 14 de Junio (1J4), actuaban de espalda a la realidad de lo que ocurría. Juan Bosch se fue a Europa y al llegar a Nueva York, primera parada de su viaje, fue invitado por el presidente Kennedy a Washington a visitarlo; en ese encuentro Kennedy, en tono afable, según narraba Juan Bosch, le preguntó qué podía hacer a favor de su gobierno y del pueblo dominicano.

  Don Juan le pidió que le ayudara a rescindir el contrato que se había suscrito con la Esso Standard Oil, con el gobierno presidido por Joaquín Balaguer días después de la muerte de Trujillo, para construir una refinería de petróleo en territorio dominicano, porque ese contrato “lesionaba la soberanía de la nación”. Kennedy respondió al profesor Bosch diciéndole que haría lo posible por complacerlo. Y así lo hizo después, como explicaremos. De Washington, Don Juan fue a Inglaterra y en Londres, suscribió un acuerdo para la construcción de obras de infraestructuras importantes para el desarrollo agrícola y económico de la nación con la General Electric y más tarde viajó a París, donde fue recibido por el general Charles de Gaulle, presidente de Francia en ese momento. Luego se trasladó a Suiza donde firmó un contrato de gran importancia con un consorcio de empresas europeas conocido con el nombre de Overseas´s Industrial Construction Limited, que tendría bajo su responsabilidad la construcción de las presas de Taveras y Valdesia y el acueducto definitivo de la capital dominicana.

El Nacional

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