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Cronopiando

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Tres lecciones de ética

La primera lección la recibí hace ya 30 años de boca del director del Listín Diario.

  A su despacho llegué un día para saber la razón de que no se publicara mi primer artículo. Llevaba el periódico del día y,  al sentarme al otro lado de su mesa, lo puse sobre mis rodillas, lejos del alcance de su vista.

-Su trabajo es muy bueno– me sonrió el director-  pero hay ciertas palabras que aquí no usamos, menos aún en prensa…

La palabra era nalga. Abrumado por tanta indecente nalga, busqué en el suelo un agujero en el que esconderme cuando, de repente, las vi. Bajo unas ceñidas bragas negras incapaces de contener nalgas tan generosas, éstas desparramaban sus volúmenes en la casi media página del periódico que yo tenía sobre mis rodillas.

 Las nalgas se sostenían en dos esculturales piernas, por supuesto desnudas, bajo las cuales, y en un plano inferior, James Bond nos apuntaba con su pistola. Se trataba del anuncio de una película del agente 007 y yo ni quería ni podía dejar pasar semejante oportunidad.

 -Pues tal vez en su periódico la palabra nalga esté prohibida… pero las nalgas no.

El comentario lo respaldé enarbolando la prueba que la providencia pusiera en mis manos, pero aquel director, con más años de oficio que de edad, me respondió:

-Sí, es verdad, pero hay una clara diferencia… Ellos pagan, usted no.

La segunda lección de ética ha sido más reciente y me la brindó un banco. Un hombre atractivo y convincente,  nos decía: “Puedes llamarlo esperanza… puedes llamarlo urgencia… vacaciones… salud… Nosotros lo llamamos dinero”. La razón y el derecho acumulado en más de veinte siglos, el arte construido, aquellos conceptos que mejor nos definen a los seres humanos… “nosotros lo llamamos dinero”, dice el Banco. Puedes llamarlo democracia… puedes llamarlo derechos humanos… puedes llamarlo paz… justicia… puedes llamarlo como tú quieras… “nosotros lo llamamos dinero”.

La tercera lección de ética nos la acaba de dar el presidente Zapatero al ser cuestionado por el cómplice respaldo que brinda su gobierno al régimen genocida marroquí: “Defender los intereses de España es lo que el Gobierno tiene que poner por delante”. O lo que es lo mismo: Marruecos paga, los saharauis no; o lo que es igual: nosotros lo llamamos dinero.

El Nacional

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