Epitafio para un ex fumador
Engañé a todo el mundo.
A mi esposa que, frente a cada beso, temía encontrarse en mis labios el sabor del tabaco.
A mis hijas, sorprendidas de tantos caramelos en manos de su padre.
Al médico, al que le juré y le perjuré haber logrado dejar el cigarrillo.
A mis amigos, que bien me quisieron, preocupados porque fuera capaz de proscribir los humos para siempre y encontrara las manos de sus buenos deseos.
A los enemigos también, a los que me aborrecieron, temerosos de que fuera verdad mi pública abstinencia y mordieran el polvo sus malos augurios.
Engañé a todo el mundo menos al enfisema