¿Qué Pasa?

Cuando queda el “fantasma” de un ser querido

Cuando queda el “fantasma”  de un ser querido

Es difícil la pérdida de un ser querido. Con sobradas razones dicen muchos que es como un vacío que no se hace fácil llenar y que va pasando solo con el tiempo, quedando los buenos recuerdos.

Pero independientemente de vivir este duelo al perder un miembro de la familia, cuando la persona que fallece es de vital importancia para la dinámica de este núcleo, se crean situaciones que encima del dolor generan tremendas crisis.

El psicólogo, terapeuta familiar y sexólogo, Ramón Emilio Almánzar menciona por ejemplo el caso de familias patriarcales, donde el papá o el abuelo, casi siempre llevan las riendas de las decisiones y sustento familiar, y se observa el fenómeno del “fantasma”.

Basado en su experiencia en consulta explica que “la familia comienza a movilizar su dinámica como si esta persona no estuviese muerta. Se observa cómo comienzan las crisis, porque el conflicto mental es tal que se quiere seguir haciendo lo mismo, pero ya hay un conocimiento de que esta persona no existe”.

Y es que el sistema que se había establecido, ya no es funcional para las personas que permanecen, pero se quieren seguir haciendo las cosas como el papá o el abuelo que fallecido las había establecido.

Almánzar dice que este tema trae muchas situaciones conflictivas entre los miembros de la familia, ya que, aunque exista el símbolo mental del fantasma, no existe la persona real que pueda seguir poniendo límites y estableciendo reglas.

En este sentido, todos hacen una “invocación”, mencionando el nombre de quien falleció cada vez que hay que hacer algún movimiento en la familia, como si se formara un triángulo entre los miembros en conflicto y el fantasma.

“Es de vital importancia entender que cuando muere el familiar que ha establecido las pautas del funcionamiento familiar, se deben revisar estas pautas y comenzar a establecer nuevas reglas”, detalló.

El profesional que tiene su consulta en el Centro Vida y Familia, expresa que para esto lo primero es entender que hay un duelo que cada cual lo va a vivir de una manera muy particular, y en segundo lugar comenzar a hacer las revisiones y reajustes de lugar, aceptando que esta persona ya no está en la familia, y que la única forma de que el sistema familiar siga funcionando de una manera más o menos saludable, es aceptando que los reajustes son necesarios hacerlos bajo las temáticas de las personas que siguen vivas.