Opinión

CUANDO SEA PRESIDENTE

CUANDO SEA PRESIDENTE

Estimulado por el día de fiesta de ayer, y que se acerca un fin de semana largo, con otro día de fiesta, me decidí a plantearle un asunto importante, que cuando se lo voy a tratar a mi hijo de 12 años le digo “vamos a hablar de los fritos verdes, el aguacate, los inodoros, los yaniqueques y la vida”. En este caso será de lo mismo, enfocado en lo que entiendo es la fórmula para ser feliz, la búsqueda de la paz interior, la realización del ser, el encontrarse a sí mismo, el paraíso cristiano o simplemente estar en paz con Dios.

A nuestro programa de televisión, por el canal 4 de CERTV, van regularmente cuatro psicólogas: las licenciadas Rafaela Burgos, Luz Marina Cortázar, Wanda Mateo y Angy Santana y al tratar cualquier problema o trastorno del ánimo o los afectos tengo el cliché de preguntarles si no existe una fórmula para ser feliz, qué dónde podemos conseguir un formulario que llenándolo solicitemos se nos ayude a eliminar los problemas afectivos que nos aquejan y de paso nos garanticen una vida placentera, sin problemas. La respuesta siempre es la misma, independiente de quien la responda: “No hay una fórmula establecida, preparada por expertos, para ser feliz”.

Me provoca cierta frustración, porque mas que para los televidentes, anhelo para mi una respuesta afirmativa, que me asegure que en algún sitio, en algún libro, en aquella o tal oficina o consultorio existirá una fórmula que nos oriente a andar por esta vida sin tropiezos, con el éxito en los bolsillos, sin dificultades de ningún tipo; pero grande es mi frustración cuando me reiteran que no existe tal fórmula. Les insisto que existe la Biblia, el libro de los Vedas, El Corán; que por aquí han pasado un grupo de iluminados que nos han dejado sus enseñanzas: Jesús, Buda, Confucio, Sócrates, Mahoma, el Dalai Lama, Deepak Chopra, Krishnamurti, el Papa Francisco; y aun así me reiteran que no hay una guía efectiva, segura, para ser feliz. De todas formas yo tengo una, se la prometo para la próxima, porque se terminó el espacio.

El Nacional

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