No sé quién es Ramón Miliano, de quien se publicó una carta en la sección de lectores el pasado sábado en este vespertino. Insisto, no le conozco ni nos interesa sostener una polémica con él, simplemente debo referirme a algunas notas de su carta, porque es bueno salirle al paso a todas aquellas informaciones, que salen, sabrá Dios con cuáles intenciones, o mandadas por alguien para distorsionar el caso de la desaparición de mi maestro y asesor cultural.
En la citada carta, el citado señor, al parecer, principalmente interesado en limpiar el ladino rol jugado por el pasado gobierno, quiere poner como que fue una idea descabellada y parida por la mente calenturienta del relacionador público aquel que aseguró en un libro bien pagado que Narciso González se había suicidado y que él mismo se había desaparecido, lo que luce improbable, porque ese caballero fue precisamente presentado como testigo del gobierno para defender esa risible teoría en las audiencias del tribunal de la Corte Interamericana en Costa Rica.
Aunque puede que no sea la intención del señor Miliano, su carta está hecha con todas las características de los expertos en escribir medias verdades, porque inicia diciendo conocer a la viuda de Narcisazo, precisamente en la institución propiedad de El Mesías, alabando su temple, ante el calvario vivido, para luego cuestionar la peregrina teoría de OLR, y finalmente terminar felicitando al presidente del pasado gobierno y a su procurador general quienes ofrecieron todas las facilidades a la señora Tatis viuda González y sus familiares para el esclarecimiento de este crimen de Estado .
Hábilmente manejado, lo que quedará en la mente de los lectores es esta última idea, de alguien que se dice amigo de una viuda que todavía no lo es y que no lleva Tatis como apellido sino como apodo. Es una pena que haya tenido que dejar de escribir sobre otros tantos temas, incluida la renuncia del Papa, pero no podía dejar pasar esta inocente carta teniendo este espacio de cuando sea presidente.
