Opinión

CUANDO SEA PRESIDENTE

CUANDO SEA PRESIDENTE

El pasado Jueves equiparé la vida hermosa de Mandela con la de Emilio. Nadie me preguntó quién era ese que puse al nivel de la excelsa figura de Madiba. Bueno, espero que algunos me comprendan. Emilio es el dependiente del “Colmado Johnny” de la esquina por donde vivo desde hace 16 años. Recién supe que tiene 37 años atendiendo personas del sector y las que por allí cruzan.

 El colmado lo estableció Cayetano, tronco de una prestigiosa familia hace 5 décadas. El falleció hará unos 20 años, y su esposa e hijos han mantenido el colmado con Emilio como su dependiente, pero para casi todos los vecinos del sector de La Fe, ese es el colmado de Emilio, aunque conozcamos a doña Ceci, y compartamos con Roberto, que por lo regular es quien asume la venta en los escasos días libres de Emilio, es a éste al que vemos desde que abre a las 7 de la mañana hasta las diez de la noche cuando invariablemente cierra aunque haya clientes.

Alto, delgado, de tez clara, Emilio siempre tiene una sonrisa a flor de labios, se explaya en atender con prontitud a todos los que le requerimos productos, es hábil en las cuentas y sabe controlar las deudas de los pocos que tenemos derecho al fiao.

No vende productos dañados y respeta el orden de llegada. No coge receso, aprovecha cualquier momento para almorzar y cenar algo. No busca engañar a nadie y es atento y cuida a los niños y niñas que van a comprar.

¿Por qué lo comparo con Mandela? Simplemente porque ha sido excelente en lo que hace, porque además se siente a gusto siendo colmadero, y porque su misión nunca ha sido hacer dinero.

 Esa debe ser la meta fundamental de todo individuo: ser bueno en lo que hace y de paso servir a los demás. No todos podemos ser jefes de Estado, escritores, inventores, artistas o profesionales destacados, pero si podemos intentar hacer lo que nos toca con calidad y honestidad, eso hizo Mandela, eso hace Emilio, como también lo intenta el que hace “Cuando sea presidente”.

El Nacional

La Voz de Todos