Euclides Gutiérrez Félix dijo que el PRD solo valía “diez cheles” aunque inexplicablemente Danilo Medina le ha dado “medio gobierno”. Yo le preguntaría: ¿Cuánto vale ahora el Partido Reformista? Tal vez responda: “Cinco cheles”. Pero Danilo está dispuesto a dar más. Mucho más.
La pregunta correcta debe ser: ¿Cuánto cuesta el sistema de partidos políticos de la República Dominicana? Y la siguiente interrogante: ¿Cuánto ha pagado el Partido de la Liberación Dominicana por destruir la democracia y revestirla con un manto inescrupuloso de falsedades para presentarla ante el mundo como verdadera, cuando no es más que una mentira envuelta en papel de porcelana?
La Corporación empresarial PLD decidió adueñarse de los 48 mil 700 kilómetros cuadrados del pedazo de la isla que llamamos República Dominicana, secuestrando y luego destruyendo todas las instituciones que forman el Estado, para lo cual ha dispuesto de sumas de dinero extraordinarias provenientes del Presupuesto Nacional. (El PLD está convencido de que “todos tenemos un precio”).
Lo he dicho otras veces. Destruir o debilitar al Partido Reformista fue la primera decisión de los dirigentes del PLD luego del pacto que lo llevó al poder en 1996, temiendo que su paso por el Estado fuera efímero, como en efecto lo fue al perder los comicios del 2000. Por desgracia la crisis del 2002 que se extendió hasta el 2004 le permitió regresar al gobierno con la intención expresa de no abandonarlo jamás.
Para mantenerse ininterrumpidamente en el poder era necesario destruir los partidos mayoritarios. Primero al Partido Reformista muchos de cuyos dirigentes “no saben vivir sin un cargo, un cheque o una botella”. El PLD creció a expensas del reformismo desbandado tras la muerte de Balaguer.
Convertido el PRSC en una bisagra barata, el PLD se lanzó, con uñas y dientes, tras el Partido Revolucionario Dominicano alcanzando su meta utilizando mucho dinero, al Tribunal Superior Electoral, la Junta Central Electoral y las bocinas de los medios de comunicación. (La historia es muy reciente. Todos la vivieron).
Sin oposición política y el control de todos los estamentos sociales, Congreso y Judicatura, el PLD constitucionalizó su dictadura. Pero no pensó que tras las diabluras de las elecciones pasadas, la débil oposición se uniría para reclamar derechos fundamentales con el respaldo de una parte de la sociedad civil y de organismos internacionales, convirtiéndose en una fuerza considerable.
El bloque opositor, sin recursos económicos, ni control de los medios de comunicación, no solo se ha mantenido unido, sino que se ha fortalecido, lo cual preocupa al Gobierno.
