Opinión

¿Cuánto vale el show?

¿Cuánto vale el show?

Una cosa es hacer justicia y otra muy diferente es montar un show mediático para saciar el morbo de una población que exige castigo para los corruptos y el fin de la impunidad.

Lo que hizo el procurador Jean Alain Rodríguez, tras “filtrar la lista” de los supuestos involucrados en el escándalo de corrupción de Odebrecht que admitió haber pagado más de 92 millones de dólares en sobornos a funcionarios y legisladores para obtener jugosos contratos de obras que luego eran sobrevaluadas, no tiene nada que ver con justicia ni con el interés de combatir la corrupción.

Más que justicia lo que vimos el lunes fue un atropello contra personas que durante las investigaciones acudieron siempre al llamado de las autoridades, en algunos casos más de una vez, ciudadanos con arraigo económico y social que no mostraron intenciones de huir del país para evadir responsabilidades jurídicas.
El Gobierno no tiene una cruzada contra la corrupción.

De ser así Diandino Peña no solo debió ser destituido del cargo, sino sometido a la justicia después del reportaje de Alicia Ortega. De ser así el lunes debió amanecer cancelado el director de Edenorte tras el trabajo realizado por Nuria Piera probando el enriquecimiento vertiginoso de un hombre que hasta hace poco vivía en una casa alquilada por unos tres mil pesos y hoy posee una fortuna incalculable.

De ser así ya se habría resuelto el caso de los Súper Tucano donde se pagaron sobornos por 3.5 millones de dólares. De ser así la mafia con los permisos de importación de productos agropecuarios habría sido desmantelada; de ser así más de 4 mil funcionarios habrían sido destituidos por no hacer sus declaraciones juradas en el tiempo reglamentario; de ser así medio gobierno estaría siendo investigado y una gran parte de los funcionarios sometidos a la justicia y encarcelados.

El grupo hegemónico que controla el PLD que encabeza Danilo Medina, con su sainete ha querido matar varios pájaros de un tiro: Primero, crear una cortina de humo para engatusar al pueblo haciéndole creer que efectivamente se hará justicia, que no habrá “vacas sagradas” y demás pendejadas; segundo, terminar de liquidar a Leonel Fernández y sus seguidores, y, tercero, -como advirtió Quique Antún- destruir, dividir o debilitar al Partido Revolucionario Moderno para tener el camino sin mayores obstáculos para una modificación constitucional que le permita otra repostulación confirmando la tesis del “Trujillo del siglo 21”.

Nadie se traga el cuento de que los únicos que presuntamente recibieron sobornos fueron los apresados. ¡A otro perro con ese hueso!

Ninguna investigación que no incluyera a los expresidentes desde el 2001 hasta el 2014, es válido. Recordemos que sólo Hipólito Mejía habló sobre el tema.

El Nacional

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