Nada se produce de la noche a la mañana por obra y gracia del espíritu santo, ni mucho menos por generación espontánea como se quiere hacer ver muchas veces.
Digo esto por el carácter de espontaneidad que pretenden impregnar algunos sectores a la “Marcha por el fin de la Impunidad” para el próximo domingo 22 de enero para exigir una investigación sobre el caso de los sobornos 92 millones de dólares de Odebrecht en República Dominicana la cual está muy lejos de la verdad.
En la organización de esa movilización lo que hay es una intencionalidad manifiesta, una articulación perfecta entre sectores de gran peso social, político y económico interno y externo decididos a desestabilizar al gobierno y lo que es peor, provocar una situación inmanejable de dimensiones nunca vista.
Y que no me vengan con que estoy alarmando ni sobredimensionando la reflexión, porque aquí todos nos conocemos y sabemos para qué equipo juega cada quien y para cual banda batea.
Lo lamentable de todo eso es que esos movimientos sociales y ciudadanos que son tan necesario para la vida democrática de este país le estén haciendo el juego, consciente o inconsciente, a esos sectores que no tienen ningún interés en adecentar este país.
Pienso que el Foro Ciudadano, Poder Ciudadano, Somos Pueblo, el Centro Juan XXIII, la Comisión Nacional de Derechos Humanos, el Bloque Popular, el Movimiento de Trabajadores Independientes, el Movimiento de Mujeres Trabajadoras, el Comité Codiano, la Corriente Magisterial Juan Pablo Duarte, Feflas, Los Peregrinos de Moca, Juventud Caribe, FAPROUASD, La Multitud y Grupo Milenio Verde (MIVER), entre otras, deben guardar sus energías para movilizaciones genuinas venidas del propio pueblo no las inducidas y promovidas por ningún sector poderoso interno o externo.
