Opinión

Cuota de la juventud

Cuota de la juventud

Orlando Gomez

No obstante el claro fracaso de la cuota de la mujer para candidaturas en procesos electorales, ahora también los jóvenes políticos quieren impulsar el mecanismo de las cuotas con la esperanza puesta en algo que no les va a dar lo que aspiran. Para colmo de males, no sólo impulsan la fallida política de cuotas, sino que adicionalmente reclaman la fracasada política de aplicar rigideces presupuestarias a los partidos imponiendo porcentajes de gasto a partidas predeterminadas. ¿Será que los jóvenes en nuestros partidos no han aprendido absolutamente nada de los errores de sus mayores?.

Las cuotas como mecanismos de inclusión han probado ser un fracaso, y francamente es una forma poco inteligente de abordar el problema de la exclusión en la participación política de nuestro país. A pesar de su cuota de 33% en las candidaturas y de ser más del 50% de la población, las mujeres representan 27% de la composición en la Cámara de Diputados, 9% del Senado y 12% de las alcaldías. Si los jóvenes políticos esperan un resultado distinto al obtenido por las mujeres, les tengo unos terrenos en la Luna que podrían interesarles.

Las cuotas apenas representan una molestia para las cúpulas de los partidos que deben ponerse más creativas para cumplir con estas, distribuyendo a los contados beneficiarios hacia candidaturas a puestos inconsecuentes o posiciones ya dadas por perdidas desde antes de las elecciones.

Los jóvenes políticos deben entender algo que en su momento no lo hicieron las mujeres, las cúpulas partidarias no les van a tomar en cuenta salvo que tengan un incentivo para ello; y ese incentivo son los votos. Si usted reclama un 25% de las nominaciones, usted debe estar en la posición de demostrar que es capaz de movilizar el 25% de los votos en el partido, y eso no se logra con apellidos, posando para las cámaras, asumiendo posiciones de adorno a lo interno o reclamando cuotas.

Aunque reconozco que el día que la juventud de los distintos partidos dominicanos pueda movilizar 25% de los votos en sus organizaciones, les resultará más ventajoso aliarse entre ellas y abandonar las estructuras partidarias paleolíticas que actualmente les atan; después de todo, ¿Cuáles son las diferencias ideológicas irremontables entre ellas que lo impiden?, ¿Tienen siquiera ideología o principios de algún tipo?
Dicho lo anterior, estoy sumamente decepcionado de ver que la propuesta de la juventud incluya adicionalmente porcentajes fijos de gastos de los presupuestos de los partidos, lo que incluye un 10% para “la juventud” y un 25% para “capacitación”.

No han bastado los ejemplos en el Presupuesto Nacional con la educación, la salud, la justicia, los municipios, la UASD y un sin número de rigideces absurdas más, para demostrar que no sólo amarrar gastos por medio de leyes sirve únicamente como una invitación a violar esas leyes, sino que aún cumpliéndose dichas cuotas los gastos probablemente resulten contraproducentes.

Y en estas estamos; la juventud en nuestros partidos arrastrando las mismas ideas fracasadas que nos legaron sus viejos, dándonos la impresión de que los últimos 30 años pasaron para nada. La juventud implica una capacidad para la suficiente creatividad y apetito de riesgo como para ser osados, ojalá más temprano que tarde los jóve

El Nacional

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