Hay quienes insisten en preguntarme el por qué sólo reflejo la posibilidad de que el ex-presidente Leonel Fernández sea el candidato del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) para las elecciones del año 2016.
A esos amigos, quiero decirles que no incluyo al presidente Danilo Medina porque lo considero una persona que no hará rodar por el suelo su palabra y que no violará la Constitución.
Estimo que, a pesar de la campaña que llevan a cabo los círculos que les son adeptos, el primer mandatario cumplirá con su promesa hecha frente a la tumba del extinto profesor Juan Bosch.
Sé que él tiene los pies sobre la tierra y que no se dejará influenciar para tirar por la borda del desprecio y la repulsa sus principios de hombre cumplidor de la palabra empeñada. Está demás decir que -en reiteradas ocasiones- Danilo hizo su solemne promesa de no reelegirse no solamente en el camposanto donde reposan las osamentas de su líder político.
También lo hizo cuando hacía campaña para lograr el voto mayoritario en las elecciones del año 2012. Considero que -además de la veda por parte de la Carta Magna- el hombre que corta y reparte el bacalao en nuestro país, deberá tener bien claro lo que implica que un presidente no sea respetado por sus conciudadanos. Muchos de sus seguidores argumentan que las palabras se las llevan el viento y que no importa que el jefe de Estado se desmienta a sí mismo.
Arguyen que lo más importante es que él modifique la Constitución y se reelija para así complacer un supuesto grito popular.
Eso de la popularidad no quiero tocarlo en este momento, pero sí reivindicar el hecho de que los políticos cumplan lo que prometen y que -al devenir el tiempo- no hagan otra.
Siempre tendré el pecado de la ingenuidad, por lo que creeré en la honorabilidad de Danilo hasta que no vea que, con una acción como la reelección, viole su postulado.
Nuestros ancestros siempre afirmaban que no hay cosa más sagrada para un ser humano que el juramento frente a la tumba de un ser querido.
Y eso fue lo que hizo el presidente Danilo Medina ante los restos del profesor Bosch. Si él llega a violentar ese principio, entonces los dominicanos no podremos creer en nadie. Todavía el presidente tiene el margen de la duda. Hasta el momento, Medina ha dicho que es un hombre que se respeta.
