La República Dominicana es productora natural de peloteros. No se concibe este popular deporte sin nuestro país. Por eso resultaba contraproducente que no el país no lograra ni siquiera ser finalista en los dos clásicos mundiales anteriores.
El triunfo del equipo dominicano en el Tercer Clásico Mundial de Béisbol reivindica a la patria como fuerza beisbolera, y la hace merecedora de ser parte de esa fiesta deportiva durante la cuarta contienda que se escenificará en el 2017.
El presidente Danilo Medina cuestionado sobre ese particular durante el encuentro que sostuvo en el Palacio Nacional con una delegación de los campeones, respondió que, deben consultar a los partidos políticos y a las autoridades que estarán a partir de la fecha, porque no se puede comprometer el futuro de otro gobierno, respuesta que sale de un estadista consumado como ha demostrado ser el gobernante, a pesar de sus exiguos ocho meses de gobierno.
Hay que reconocer que si hay alguien que ha dado cumplimiento cabal a la continuidad del Estado, es Danilo Medina, asumiendo los proyectos de administraciones anteriores que tienen como objetivo la mejoría de la calidad de vida de la población. Por eso luce mezquino que hasta el momento la oposición política no le haya dado su apoyo al presidente para el inicio de los trabajos con miras a que el país sea sede del cuarto clásico de nuestro pasa tiempo preferido.
Una entrega del clásico de la pelota en el país reportaría grandes beneficios. Lo primero sería que nuestra marca país se fortalecería; asimismo, la oferta turística incrementaría su valor en el mercado; igualmente, colocaría la imagen dominicana en más de veinte países. Es tiempo de que la oposición política le extienda el respaldo al gobernante en esta cita con la historia deportiva.