Opinión

Danilo y Leonel

Danilo y Leonel

Cuando en el 1991 un niño apareció orinándose en la puerta del Kremlin se convertía en símbolo de la caída de la llamada Cortina de Hierro de la otrora Unión Soviética, desapareciendo una sociedad inventada donde brotaba el pan, la leche la miel y la prosperidad, pero solamente en la propaganda oficial
Al darse cuenta los soviéticos de que llevaban 70 años mintiéndoles, dejaron de abrir los periódicos y escuchar la radio que por largo tiempo sólo tenía un botón y se aferraron al vodka, bebiendo a tal punto para soportar la farsa que terminaron con un efímero presidente alcohólic, Boris Yeltsin
“Por qué no abren los periódicos le preguntó García Márquez cuando fue en el 1957 a la Unión Soviética a una familia”, y le contestaron : “ Es que siempre traen lo mismo, lo que dice el Gobierno”.

Víctor Hugo fue contemporáneo de Carlos Marx, pero la humanidad no le hizo caso, ya que al tiempo que las ideas del nuevo mundo del marxismo comenzaron a expandirse como el “fantasma del comunismo”, el autor de Los Miserables había escrito: “Dividir la riqueza, es lo mismo que lo que hace el carnicero, que mata lo que divide”.

Como signo de la época, en nuestro caso dejamos de visitar los estantes de la sociología y la política en las librerías y comenzamos a buscar en la literatura del empresariado que había surgido en Estados Unidos, donde al final de aquella lucha ideológica entre dos sistemas se dieron cuenta que los japonés les habían comido los caramelos, inundándoles el mercado con electrodomésticos y vehículos.

Uno de esos teóricos escribió que si dos personas veían una misma realidad de la misma manera, uno de los dos estaba equivocado, debido a que cada persona nace y vive una experiencia única y que cada quien tiene su mapa mental.

Cuando el vi en el periódico Hoy a Danilo y a Leonel encabezando la portada, simbolizando las primarias abiertas y cerradas pero admitiendo que había que ponerse de acuerdo, nos vino a la mente esos conceptos, de que la realidad se percibe, no se vive, y que cada quien la ve con su mapa mental, por lo que hay que proclamar que ¡Viva la diferencia!

El Nacional

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