Opinión

Danilo y su estilo

Danilo y su estilo

Se ejerce la función de líder cuando se tiene condiciones excepcionales para dirigir a un grupo de personas. Las condiciones de liderazgo se van fraguando en medio de las luchas políticas, con la madurez y el desarrollo mostrado al momento de interpretar, analizar y fijar posición con relación a un acontecimiento político, social o económico determinado.

La sabiduría del líder se resalta entre los demás.

Basta con que se pronuncie con relación a un tema para que los dirigentes de su organización asuman y defiendan sus argumentaciones. Lo correcto será que el líder sea una persona equilibrada, prudente, recta, defensora de la justicia, paciente, equitativa, transparente y con probada vocación de sacrificio.

Se supone que el buen líder primero se hace un autorretrato, se autoanaliza y se prepara emocionalmente. Luego comienza el proceso de convencimiento hacia adentro con el objetivo de sumar adeptos, después se expande con la intención de orientar, infundir confianza y atrapar a los demás, presentando sus buenas intenciones.

Bien es sabido que los líderes crecen mostrando fortalezas y debilidades, virtudes y defectos.     Sin embargo, a ellos les corresponde lidiar  con las amenazas y salir victoriosos para ganarse el respeto de la mayoría.

Es cierto, entre otras cosas, que unos son más parsimoniosos, edificantes, buena gente, políticos, democráticos, oradores, humildes, fogosos, carismáticos, demagogos, mentirosos, honestos, leales, represivos, participativos y chabacanos  que otros.

Pero también todos son poseedores del arte de la seducción y  portadores de enorme poder de convencimiento.    Cada liderazgo posee características propias.

Es decir que podríamos estar frente a un gerente privado, un funcionario de alto nivel o un hombre de Estado, y nunca encontraremos identidad absoluta en la aplicación del famoso “librito”,  que es el estilo de cada líder.

El Nacional

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