Opinión

Datos personales

Datos personales

El mundo ha cambiado mucho en apenas 15 años, tanto así que la sociedad misma en gran medida no entiende la naturaleza de esos cambios y está tardando en adaptarse.

Hasta hace dos décadas el tratamiento de los datos personales era una preocupación mundana de constitucionalistas y abogados especializados en derechos humanos, hoy los datos personales son el bien objeto de comercio más valorado en el mundo de los negocios. Nuestra información personal es el verdadero oro digital.

No es coincidencia que hoy las empresas más valoradas del mundo en su mayoría están concentradas en el negocio de la captación de información. Es tanto su valor, que los negocios y servicios tradicionales, como la producción de vehículos, electrodomésticos y hasta la banca o la industria de alimentos han incorporado la captación de la información de sus clientes dentro de sus modelos de negocio.

Este cambio, sin embargo, no ha reducido o mitigado la vieja preocupación de constitucionalistas y abogados de derechos humanos, todo lo contrario, la ha exacerbado, de paso agregando a muchos nuevos aliados.

El Reglamento General de Protección de Datos de la Unión Europea (GDPR, por sus siglas en inglés) es un testamento de esas preocupaciones. Con repercusiones globales, ese reglamento ha modificado no solo la forma en que las empresas manejan sus negocios y la captura de datos personales, sino que ya está provocando cambios sustanciales en la forma que la misma gente ve el uso y entrega de esos datos.

El público está empezando a ver el alto valor que hace años las empresas ya habían descubierto en esa información.

Desde el cambio fundamental sobre la visión de que constituye un dato personal hasta la reconsideración total de que legalmente forma el consentimiento en la era digital, la GDPR ha sentado una nueva base sobre la conversación de la readaptación de las normas análogas que nos han regido por siglos hacia el mundo digital.

Quizás lo más importante de estos cambios es que, finalmente, estamos viendo una luz al final del túnel en el problema de como hacer coexistir el flujo libre de información que nos ha brindado la era digital con las válidas preocupaciones en materia de privacidad y seguridad que arrastramos de la era análoga. Si el cambio de los últimos 15 años ha sido dr

El Nacional

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