Opinión

De Bolívar a Almagro

De Bolívar  a Almagro

Me resultó irónico que fuera la embajadora del Canadá: Jennifer May, quien se atreviera a “emplazar a la OEA, en el menor plazo posible a apoyar el financiamiento de la democracia y el respeto al Estado de derecho, en Venezuela”.

Esa insolencia es exactamente lo que llevó a SimónBolívar, precursor de la creación de la OEA (“Yo deseo más que otro alguno ver formar en América la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riquezas, que por su libertad y gloria”, 6 de septiembre de 1815. Carta de Jamaica), a lamentar la inclusión de Estados Unidos y Canada en una Unión que para él solo debía incluir a los Estados Suramericanos.

Lo que preocupaba a Bolívar era que el vecino del Norte acrecentara su poder y quisiera transformarse en el heredero de España, intención evidenciada por la incipiente Doctrina Monroe: “América para los Americanos”o “América para los Norteamericanos”; y los esfuerzos del entonces presidente de USA: John Quincy Adams, por evitar la formación de una Confederación que limitara sus intereses en la zona. De ahí la negativa de USA, y también de Inglaterra, de apoyar la lucha por la independencia cubana y puertorriqueña, y la abolición de la esclavitud en todos los países del Sur.

El desinterés del entonces Imperio del Brasil, de Argentina y Chile, del Perú y Paraguay, creó el caldo de cultivo para que Panamá se convirtiera no en el “Istmos de Corintio para los griegos”, sino en la tumba de la unidad latinoamericana, lo cual se selló en la primera conferencia del organismo en Estados Unidos, en octubre de 1889, con “el objetivo de discutir y recomendar a los respectivos gobiernos la adopción de un plan de arbitraje (hoy “Hoja de Ruta”) para el arreglo de las cuestiones que puedan en el futuro desarrollarse entre ellos”.

Ese mismo año la resolución, por 18 Estados signatarios, de adoptar disposiciones para reglamentar la extradición y formular lineamientos para la elaboración de un Tratado de Arbitraje; y como reflejo de nueva realidad, el establecimiento de la sede en Washington, convertiría en crónica de una muerte anunciada, el presentimiento de Bolívar:
“Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miserias a nombre dela Libertad”. Carta desde Guayaquil, del 5 de agosto de 1829.

¿Qué es lo que lamentamos?

Que sea un uruguayo, de la Patria amada de Artigas, quien articule este movimiento, justamente bajo el menos democrático gobierno de Estados Unidos, y cuando la OEA no se ha pronunciado contra las ofensas a los mexicanos y la intención norteamericana de cobrarles la construcción de un muro fronterizo.
Cosas veredes Sancho…

El Nacional

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