Opinión

De madres desahuciadas

De madres desahuciadas

Susi Pola

El domingo pasado, 28 de mayo, coincidieron dos fechas conmemorativas en nuestro país, el “Día de las Madres”, jornada comercial, que promueve a una mujer madre alienada para favorecer el consumismo a partir de los estereotipos tradicionales de la maternidad, y el “Día Internacional de Acción por la Salud de la Mujer”, con casi 30 años recordando la campaña permanente por la salud integral y los Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos de mujeres y niñas.

El Día de las Madres, surgió de una convocatoria a un congreso mundial de madres, hecha en 1870, por la escritora estadounidense, Julia Ward Howe, pionera del activismo, el abolicionismo de la esclavitud y los derechos de las mujeres, llamando todas las madres del mundo a rebelarse contra la guerra, en una desgarradora proclama pacifista.

El “Día Internacional de Acción por la Salud de la Mujer”, otra convocatoria internacional, de la Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del Caribe, a que, en todos los rincones del mundo, se realicen acciones para mejorar el impacto que tiene en la vida y salud de las mujeres: la privatización de la salud; la negligencia institucional; la violencia estructural; las leyes restrictivas de aborto; la violencia obstétrica; la mortalidad materna; la feminización del VIH; la criminalización del derecho a decidir; la falta de garantía del derecho a una vida libre de violencias; los embarazos no deseados; las barreras institucionales para acceder a una educación sexual integral, entre otros.

Lo cierto es que, siendo ambas conmemoraciones referidas directa e indirectamente al derecho de las mujeres a gozar de salud integral en todo su ciclo de vida, ni en uno ni en otro caso, hemos avanzado gran cosa. Mientras la maternidad se sobredimensiona para vender, las dominicanas seguimos sin contar con un sistema inclusivo de salud integral y morimos en la indiferencia de las autoridades.

Al terminar, hay que compartir una parte de La proclama original de Julia Ward en 1870 “¡Levántense, mujeres de hoy! ¡Levántense todas las que tienen corazones, sin importar que su bautismo haya sido de agua o lágrimas! […] Nosotras, mujeres de un país, tendremos demasiada compasión hacia aquellas de otro país, como para permitir que nuestros hijos sean entrenados para herir a los suyos […] En nombre de la maternidad y la humanidad, les pido solemnemente que sea designado un congreso general de mujeres, sin importar nacionalidad, y que se lleve a cabo en algún lugar que resulte conveniente, a la brevedad posible, para promover la alianza de diferentes nacionalidades, el arreglo amistoso de cuestiones internacionales”.

El Nacional

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