Opinión

DE SALUD Y OTRAS COSAS

DE SALUD Y OTRAS COSAS

Cuando estamos muy tristes nos asaltan escenas del pasado en donde  la culpa por hechos sucedidos nos atormenta.

A esto se agrega que la gente que nos rodea nos dice de forma insistente: “pon de tu parte”, “tienes que espabilarte”; “tienes potencial, pero estás varado” etc.

Una joven dama que trato por depresión, me decía: “Doctor, cada vez que recuerdo que mis padres me repetían que llegué a estudiar en la  universidad a costa de que ellos no pudieron estudiar, me da rabia y  me genera mucha culpa”.

Otra joven, delgada y con síntomas anoréxicos, me contaba que sus padres la obligaban a comer diciéndole: “Muchachita ¿tú no sabes que en este momento hay millones de niños en África que están sin comida?”.

La dinámica del agobio culposo es diversa. Por ejemplo, muchos jóvenes se sienten culpables, injustamente por cierto, del divorcio de sus padres y con ello acarrean inseguridades frente a sus ejercicios sentimentales (noviazgo).

Mucha gente que “vive en casa ajena”, ‘arrimao’ diría el pueblo, se siente mal por los problemas cotidianos que se presentan en su entorno y eso es causa de desajustes en su calidad de vida.

Una hija va donde su madre y le cuenta que se va a divorciar y la madre, muy exaltada, le expresa: “¿Es que tú quieres que me dé otro infarto?”. Esas manipulaciones generan una carga culposa que hace posponer decisiones que en su momento son sanas e invitan a la libertad y al crecimiento personal. Causa: la culpa potencial de que “Mami se ponga mala”.

La chica que le dice al novio: “Estoy en esta clínica y no me he matado de chepa, necesito  pruebas de que vas a dejar a la otra”.

 Muchos jóvenes acrecientan su estado depresivo y hasta intentan suicidarse, cuando la culpa no es bien manejada.

¿Qué hacer?

La culpa puede estar vinculada a hechos reales del pasado en los que usted no actuó conforme a sus principios morales.

Estos dilemas existenciales suelen agravarse en los estados depresivos.

Las personas inseguras y sugestionables no saben manejar bien sus culpas.

Descodifique los nudos. Si tiene que confesarse con alguien, hágalo. Si una profunda excusa y rectificación ayuda, pues inicie ahora mismo ese proceso.

Si la búsqueda espiritual sincera es un alivio, pues acuda a su templo.

Dice Oscar Wilde que “sufrir por nuestras culpas es la pesadilla de la vida”.

Si usted está exagerando un hecho y en el  marco de una depresión lo convierte en un asedio, pues busque ayuda profesional.

Mientras muchos trastornados de su personalidad duermen tranquilos y sin culparse de nada, usted que me lee autoanalícese  y de forma racional trabaje sus propias culpas.

El Nacional

La Voz de Todos