Opinión

DE SALUD Y OTRAS COSAS

DE SALUD Y OTRAS COSAS

El 5 de febrero del año 1985 yo escribí en el periódico El Nuevo Diario, en su página 11, con este mismo título, párrafos que voy a reseñar, este domingo, con el permiso de mis fieles lectores.

Inicié mi exposición con esta frase: “Cuanto más insegura sea la situación económica de una persona, más se inclinará a enfrentar los problemas mediante reacciones emocionales incontrolables”, Juan Bosch.

Permítanme citar textualmente mi propia columna, de ese momento, y para ello utilizaré las comillas, de las cuales abuso con mucha frecuencia.

“Las demandas judiciales, los insultos, las traiciones, han tomado un ritmo  y una frecuencia inusitadas en los últimos meses. Algunos opinan que este fenómeno constituye  un reflejo psicológico de la profunda crisis socio-económica  en que vivimos”.

“Analizar los determinantes sociales de estos comportamientos no es mi objetivo, sino incursionar en algunas características psicológicas y sociales de la rivalidad y la competencia entre los seres humanos.”

“La tendencia a rivalizar y a competir se inicia en el hogar, en donde los hermanos, desde muy pequeños,  compiten por obtener la preferencia de sus padres. Esta tendencia persiste en la vida escolar, en donde la carrera por conseguir los primeros puestos, las mejores notas y reconocimientos de sus profesores, nos convierte en gladiadores”.

“Ya de adultos, nos involucramos en una tremenda competencia en el plano académico, laboral, deportivo, profesional y político.”

“¿Qué es lo que se ambiciona? Poder, seguridad, dinero, amor, reconocimiento.”

¿Cómo y por qué se compite en nuestro medio?

Yo decía en 1985: “Se compite con el mobiliario de la casa, con la vestimenta,  por el tipo de carro que utilizas, etc.”

En esa época no teníamos celulares, ni tantas yipetas ni tantas armas de guerra.

¿Cómo se cómpite en el área laboral?

En el artículo citado dije: “Siendo amigo del jefe; b) estar recomendado directamente desde la Presidencia”  y, agrego yo ahora: “el hombre es un importante dirigente político.”

Pero, ¿en qué priva la gente?, quiero decir: ¿de qué es que hace gala?

Escribí de forma descarnada, que la gente  exhibía tres conductas para imponerse en la competitividad social.  Cito:

“Privar en rico”

“Ostentar la condición de amigo del Presidente de turno” y “dársela de bravo”, queriendo decir que el sujeto da una apariencia de valiente, arrojado o con “pelotas” para enfrentar situaciones difíciles.

Yo estoy desempolvando viejos artículos tratando de explicarme cómo un colectivo de seres humanos, que obtiene en la preferencia de su país más de dos millones de votos favorables, se estén matando.

¿Eran votos reales o era la necesidad de un cambio?

¿Qué es lo que se busca?

¿La interlocución con los que distribuyen los recursos del Estado?

¿Beneficiarse, conseguir dinero, contratas, comisiones, complicidades y otras triquiñuelas, con el cómodo rol de fiero opositor? No parece que sea el alcanzar el poder político lo que se está procurando.

Una de las lecciones sociológicas y psicológicas más profundas y desgarrantes se está produciendo en el país después de las elecciones del 20 de mayo.

Demasiadas frustraciones, tantas traiciones y tantas deslealtades no son explicables sólo con las herramientas de la psicología social.

Veinte años si es algo, lo que reproduje, traduce que, quizás, hemos retrocedido en los aspectos de moralidad simple y en las formas de hacer y participar en la política.

El Nacional

La Voz de Todos