Opinión

De salud y otras cosas

De salud y otras cosas

La oferta de servicios médicos privados se organiza con una autonomía relativa y los segmentos de clases sociales con capacidad de pago y, al mismo tiempo, de exigencia en procura de calidad en el  servicio, generan espacios donde se concentra la capacidad académica, la excelencia profesional y estándares éticos que, si bien no los regula el Estado, convierten la eficiencia en un hecho cotidiano.

¿De qué agrupamiento de oferta de servicios estoy hablando?

Cirujanos de la talla de José Abel González, Miguel Luna, Manuel Espaillat , Luis Betances (Yuyo) y Freddy Madera.

Ginecólogos y obstetras con la pericia de Tamara Frankenberg y Luis Jacobo.

Las vías urinarias tienen a un clínico y a un cirujano: José Juan Castillos y Juan Caraballo.

Oculistas de un prestigio inusitado, encuentran a los galenos Carlino González, Faroche Melgen, Mario Lovatón y Remberto Escoto, una oferta difícil de igualar.

Dos cardiólogos de renombre: Branche Ortiz y Pedro Ureña.

Este colectivo se aloja en un edificio precioso con dos elevadores y 121 parqueos, idea de los arquitectos Denise Holguín y Gilberto Ureña.

Pero, eso no es todo: los niños cuentan con dos pediatras con mucha demanda y reconocimiento social: Juan Carlos Toral y Miguel Angel Ariza.

Los psiquiatras, que no pueden faltar: José Acra y Héctor Pérez formados en los Estados Unidos y de excelente nivel.

Esta torre de once niveles la administran Tatiana Ureña y José Enrique Martinez de forma eficiente.

Una pléyade de especialistas engalanan el personal: Fernando Contreras (gastroenterólogo), José De Jesús  (otorrino), Catherine Scheraldi (endocrinóloga), Maribel Duluc  (oncóloga) y Miguel Núñez ( infectólogo).

Tres especialistas de extraordinario nivel y capacidad complementan el equipo: Scherezade Elías (odontóloga), Jorge Marte ( neumólogo) y Rosa Sánchez (neuróloga).

Cada una de estas oficinas dispone de otros expertos de renombre que el espacio no me permite mencionarlos a todos.

Un lobby de lujo encuentra la bien ganada fama del Laboratorio de Referencia, una estilizada cafetería y a Judith Robles la recepcionista, amable y solicita para todo el que llega.

Pero ¿cuál es mi rol dentro de ese grupo, donde está situada tanta calidad en una sola edificación? Se lo dejo de tarea, en un momento en que el denuesto y la diatriba son la regla.

Esta comunicación pretende reconocer a jóvenes hipocráticos con hojas de servicios meritorias haciendo el bien en esta sociedad.

El Nacional

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