Opinión

DE SALUD Y OTRAS COSAS

DE SALUD Y OTRAS COSAS

Con cada nuevo encuentro, su corazón late desbocado, confundiendo amor con espejismo. ¿Que hay en el interior de esos seres sedientos de romances que encadenan pasiones con decepciones?

Son palabras de la psicóloga Española Lola Mayo para referirse a este tipo de seres humanos que van de estación en estación buscando un amor pleno que no han encontrado.

“Esa mujer se enamora como una gata”, se escucha decir a la murmurona del barrio.

El que está sediento de pasión se comporta como un soñador que se sumerge en un estado de ilusiones como forma de escapar del aburrimiento.

Lo grande es que los enamoradizos son gentes racionales, simpáticas y amistosas.

Son protectores, absorbentes, que hacen de cada nueva conquista una forma de abstraerse de la presión de la vida cotidiana.

A todos nos gustaría estar permanentemente bajo el influjo de esos enamoramientos, pero, detrás del deslumbramiento inicial llega la confrontación con crudas realidades: “Ese hombre ni se ha divorciado y sigue viviendo en la misma casa, bájate de esa nube”.

Hay tendencias en algunas damas a buscar el  mismo tipo de hombres complicados, es decir asumir retos y recaídas. Los psicoanalistas observan que este comportamiento es propio de personalidades inestables y que revelan un deseo inconsciente de convertirse en maestros del amor.

Otra explicación es que los sedientos de amor buscan a toda costa ser amados y suplir carencias afectivas y falta de apego que han sufrido a través de su biografía.

Son agasajadores y hacen dependencia afectiva férrea del ser amado con muchos celos posesivos y un  tremendo temor a que “se lo quiten”. De ahí que se exhiben y divulgan a viva voz cada nueva conquista, resultando a veces asfixiante para el otro.

“Esa mujer es pegajosa”; no es eso, sino  que cuando él no está vienen el vacio y la soledad. Es que su dependencia afectiva le impide su propio desarrollo emocional haciéndola victima de depresiones, como dice la canción, “cuando tú no estás”.

Tres consejos cierran esta entrega:

1.- Indaga en tus necesidades afectivas.-

Vete a tus necesidades no satisfechas de la infancia y trabaja estas tres preguntas con tu terapeuta: ¿Qué espero de una pareja? ¿Qué busco en el amor? ¿Tengo ganas de salir de este modo de funcionar?

2.- Toma conciencia del verdadero amor.-

Amar es conocer al otro y respetarlo en sus límites e individualidades. No lo conviertas en un simple soporte de tus necesidades e ilusiones. Trabaja para ser una contraparte madura y enriquecedora del otro… Renueva el amor con creatividad.

3.- Reorienta tu sed de emociones.-

No raptes y anules al otro. Las personas híper-emotivas resultan cargantes para la pareja.

Canaliza tus impulsos diversificándolos: deportes de competición y riesgos, actividades artísticas y creativas, es decir déjalo solo y no atosigues a tu pareja.

El que se deja arrastrar por las grandes pasiones tiene el riesgo de conocer o sufrir grandes decepciones.

Dosifícate

Estas reflexiones han salido de un tipo de consejería para la cual a veces ni los propios terapistas de parejas están preparados pues corren el riesgo de victimizar a su paciente por identificación con la “mujer permanentemente enamorada y siempre frustrada”.

 

El Nacional

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