Opinión

DE SALUD Y OTRAS COSAS

DE SALUD Y OTRAS COSAS

¿Quién ejerció la pediatría en nuestro país de forma profesional por vez primera?

El doctor Rodolfo Coiscou, quien  como parte de su entrenamiento en París dedicó un tiempo a las enfermedades de los niños.

¿El periodo histórico 1930 al 1961 fue positivo para el desarrollo de la pediatría?

Esta última pregunta recibirá respuesta cuando leas el libro  “Historia de la Pediatría Dominicana”, del reputado historiador y médico pediatra Santiago Castro Ventura.

Este trabajo resume en 626 páginas la historia de las prácticas en salud infantil desde el Descubrimiento hasta la Era de Trujillo.

En un brillante prólogo el doctor Héctor Otero, también historiador de la cirugía pediátrica y destacado  condiscípulo , define al autor como  gremialista ( pasado presidente del Colegio  Médico, CMD); como historiador (es miembro de la Academia de la Historia, profesor de historia dominicana en varias universidades y Premio Nacional de Historia José Gabriel García en los años 2005-2006 y 2006–2007) y como un activista social comprometido, comparando su obra con los excelsos Moscoso Puello y Rafael Miranda.

El autor hace un corte por épocas  recorriendo los diferentes avatares de nuestra vida post colonial hasta dividir la tiranía en tres segmentos de 10 años cada uno, desmitificando en cada caso con un hiriente bisturí las supuestas bondades de cada periodo.

Tomando con base la documentación objetiva disponible, Castro Ventura se va a la formación social y económica; a las tendencias culturales; a las influencias del exterior y a la formación de los recursos humanos de cada época y solo así, apunta la prevalencia y la incidencia de los quebrantos de los niños y las respuestas que los grupos hegemónicos daban a las demandas de la población.

Las creencias populares de cada época como el baquini, el mal de ojo, el guanguá y los ensalmos están matizados en esta importante obra.

Los tónicos y preparados de cada época son expuestos con fina elegancia crítica: La Fitina, El Tiro seguro (desparasitante)  y la famosa Emulsión de Scott, muchos de los cuales aún perviven en el inconsciente colectivo, en especial, en la memoria de nuestros abuelos.

La forma de anunciarse los pediatras en cada época es comentada.

 La Sociedad Dominicana de Pediatría da inicio en noviembre de 1946, siendo su primer presidente el doctor Rafael Santoni Calero.

El autor  fue reconocido en el 2003 con la mención Salomé Ureña de Henríquez, justo por sus dotes como docente -investigador.

Cuando tengas el libro en tus manos observarás que tiene un glosario de términos empleados en el texto y una rigurosa acotación de sus bases bibliográficas.

A mí, en términos sentimentales, lo que más me llamó la atención fue la foto del autor con sus progenitores.

La obra no descuida a los maestros de la pediatría Miranda, Mendoza, Kasse Acta, Teo Gautier y otros, que  son exaltados y reconocidos por el autor.

Ahí lo tenemos, un pediatra formado en las entrañas del Angelita, en las humaredas de la UASD y de los liceos capitalinos, un buzo de bibliotecas y un zombi enamorado de la zona colonial, enclavado en San Carlos, que  acaba de tener un parto que esperó muchos años, pero que dialécticamente él asumió esa tarea con mucho rigor metodológico y profundidad.

¡Cuánta calidad en esta obra, que os invito a leer, apreciar y a divulgar!

El Nacional

La Voz de Todos