Opinión

DE SALUD Y OTRAS COSAS

DE SALUD Y OTRAS COSAS

Este término nacido en España se refiere a la población de jóvenes que entre los 18 y 29 años yacen en el hogar, mantenidos por sus padres que se fajaron para que este tajalán disfrute hoy de un estatus de clase media, comida y aire acondicionado.

En República Dominicana la alta tasa de desempleo en ese segmento, unida a la deserción de estudios universitarios, puede colectar  a  más de 100 mil seres humanos en esa condición.

Una variedad de autores internacionales se ha referido con agudeza al fenómeno.

Pablo Camacho (España 2010) afirma que  estos sujetos “ni crecen, ni abandonan el nido familiar, ni encuentran el impulso que suele requerirse para poder independizarse tanto económica como emocionalmente”.

Se ha dicho que a este fenómeno contribuye “el miedo a dar el gran salto” para lanzarse a desafiar dificultades y asumir retos. Es como si se quedaran congelados en la habitación de su hogar.

Pablo Rodríguez (psicoterapeuta), ha dicho que la familia contribuye con esta condición. La madre ofrece el amor y el cuidado, satisface de forma inmediata las necesidades de sus hijos desde pequeños, sin darles oportunidad de asimilar que no siempre es posible obtener todo lo que desean. Esto provoca que los jóvenes se sientan demasiado cómodos y que, por ende, no sepan cómo tolerar la frustración que conlleva el acto de convertirse en adultos.

Un empresario medio me contaba que tiene un hijo de unos 26 años estacionado en la casa  que se levanta al mediodía, desayuna, se sienta a navegar en el Internet, mas tarde come,  duerme un rato , sale de tarde y de noche con sus amigos.

Cuando lo estimula para que trabaje dice que los salarios andan muy mal y afirma que prefiere esperar mejores ofertas.

Muchos siempre están pendientes de la presentación de la tesis; de terminar el  monográfico o sencillamente que hace años le faltan dos materias para terminar, pero que los profesores “se han cogido” con él. Las novias languidecen escuchando la misma historia (que terminan creyendo), todos los años.

Sé que estoy planteando un problema complejo, que puede estar aludiendo a algún lector.

Hay que promover que mientras se estudia, desde el bachillerato trabaje, aunque sea en pequeñas pasantías.

El joven debe vincular en la práctica, el esfuerzo, el trabajo remunerado, con mayor calidad de vida y mejor acceso al consumo y al ahorro.

Ya yo había dicho, que estamos “criando vagos”.

Padre, quizás estés a tiempo de evitar ese parasitismo que se está incubando en este muchacho  que ya con quince años “nunca ha dado un golpe y se levanta a las 12”. No le cojas pena y sacúdelo.

El Nacional

La Voz de Todos