Opinión

DE SALUD Y OTRAS COSAS

DE SALUD Y OTRAS COSAS

La mortalidad por accidentes de tráfico terrestre es miles de veces mayor que la que ocurre por accidentes aéreos.

A pesar de ello, son  más los seres humanos que tienen miedo a montarse en un avión que en un vehículo de motor terrestre.

Ocurre que los accidentes aéreos son tan espectaculares y de pocos sobrevivientes que suelen marcar la memoria colectiva.

El común de la gente no sabe cómo funciona un avión y en medio de un viaje cuando siente las turbulencias, lo primero que imagina es que el aparato va a desplomarse.

El hecho de no poder moverse, estar encerrado, que el cinturón de seguridad no sea electivo y tener la sensación de que “no hay cómo escapar”, generan una aprensión muy especial en el pasajero.

La psicoanalista Irene Diamantes afirma que: “Estamos ante una impotencia absoluta. A partir del momento en  que se cierran las puertas del avión no hay regreso posible y la imaginación se activa como consecuencia de esa irreversibilidad”.

La ansiedad va en aumento y se convierte en fobia. Esta puede ser a espacios cerrados (claustrofobia) o agorafobia, en donde los espacios abiertos y las multitudes reales o imaginarias son los elementos a los que se temen.

El que este temor aparezca en la adultez ha sido un desarrollo de miedos diversos que vienen cristalizando desde la infancia. Para mucha gente el miedo a subir en un avión no es porque podemos morir, sino que viven en su cotidianidad llenos de miedos y de angustias, que se resumen en ese momento clave, aunque el viaje sea de media hora, por ejemplo, hacia Puerto Rico.

¿Qué hacer?

Buscar ayuda profesional.

Aprende ejercicios de relajación progresiva imaginándote dentro del avión.

Familiarízate con los aeropuertos, vete a recibir gente y tómate un cafecito viendo subir y bajar los aviones.

Iníciate con vuelos cortos y en compañía de alguien que te transmita seguridad.

Dentro del avión no te dé vergüenza en hacer saber a la tripulación que estás nervioso.

Tu médico y tu psiquiatra te pueden suministrar  unas medicinas especiales de acción corta para tomar antes de abordar. A veces se repiten cuando avisan el descenso del aparato.

Muchos viajeros recurren a uno o varios tragos para anestesiarse durante el vuelo.

De cualquier manera abordar un avión con el fin que sea es una necesidad impostergable. Si te sientes aludido: resuelve.

El Nacional

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