Opinión

De salud y otras cosas

De salud y otras cosas

En Latinoamérica el 69.5 % de los adultos son gordos. Más del 29% son obesos. El número de humanos en sobrepeso en el mundo aumento en 1.1 millón en los últimos días, según el Instituto Worldwatch con sede en Washington. Esta organización estima que el 86% de la gente con estos problemas son oficinistas, sedentarios o que pasan mucho tiempo frente al computador.

En nuestro medio y ahora que iniciamos el año, la gente se interesa en las dietas de Atkins, Scardale, y la de South Beach para  reducción  de grasa, buscando un cuerpo ideal con la pérdida de peso.

La gente ha tomado conciencia de la relación entre sobrepeso y alteraciones de la tensión arterial; la diabetes; problemas en la columna vertebral; grasas excesivas en la sangre y una gran cantidad de disturbios sociales y psicológicos.

Se afirma que de los usuarios de dietas dos tercios recuperan en un año el peso del cual partieron al ponerse en régimen. Virtualmente todos vuelven a su peso base en el plazo de 5 años.

Comer en exceso en un hecho cultural y psicológico. Lo que a usted le gusta, lo saborea con placer y la saciedad se pierde. Si  come estimulado por el alcohol, pongamos por ejemplo un buen vino previo a un manjar de su gusto, el exceso de calorías es seguro.

Estamos hablando de un problema tan serio que “el picar” entre comidas es un acto de halago. Los gorditos de familia, me refiero a la genética, tienen más trabajo para ponerse en línea.

Si a todo esto usted agrega un lento metabolismo; alteraciones endocrinas como el  hipotiroidismo y una inadecuada combinación de los alimentos ingeridos (proporciones de grasa, proteínas y carbohidratos en las comidas), el asunto se agrava.

Comer es sedativo (mucha gente come por y con ansiedad y hace una siesta post ingesta). Pero, el ejercicio, tan necesario y recomendable, a veces, se comporta como un “abre apetito”.

La gente pasa años “engañándose” utilizando diferentes métodos, entre ellos hay que tener mucho cuidado con la liposucción (las células de grasa o lipocitos vuelven y se llenan); el uso de estimulantes para reducir el apetito (conllevan efectos colaterales perjudiciales), al igual que las llamadas “pastillas quema grasa” y unas famosas tizanas chinas que se venden sin prescripción, son algunas de las estrategias “maravillosas” y fallidas,  que la gente emplea en su desesperación.

Creo que la mejor medida, si usted se ha sentido aludido es que visite a un buen endocrinólogo-nutricionista para que individualice su situación después de un profundo examen.

El Nacional

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