Opinión

DE SALUD Y OTRAS COSAS

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La brevedad de los placeres

Inicio preguntando a usted, amigo lector: ¿Qué es lo que más placer le produce en la vida?

En estos días se me ocurrió hacer esta misma pregunta a un variado número de personas conocidas con la condición de que en su respuesta no incluyera la comida y el sexo.

La gente reaccionó con suspicacia.

Una dama dijo que “observar un paisaje”; una señora entrada en años afirmó que “el contacto con Dios” le resultaba placentero; un amigo médico dijo que “escuchar la Sinfonía número 42 de Mozart”.

Lo que me llamó la atención fue lo anonadada que la gente se pone ante este tipo de cuestionamiento.

“Beber tragos”, me refiero a sustancias psicoactivas como un trago de whisky, fumar, y recibir masajes corporales, acudir a un centro de yoga, etc.; el común de los consultados no lo incorpora como actividades placenteras.

Debo decir que el llamado “placer de lo prohibido” existe. Por ejemplo: comer a escondidas un ser humano que lleva 28 días en una dieta rigurosa, o el caso de una intensa relación sexual entre dos personas casadas en una bien planeada infidelidad de doble vía…. son cosas que la gente saborea, casi como una travesura de niños.

Los centros del placer están en el cerebro y son movidos por sustancias específicas. La dopamina es una de ellas.

¿O es que ustedes no saben que un “pase de cocaína” estimula, a través de este neurotransmisor, centros específicos del placer en el cerebro?

¿Y tampoco sabía que los puntos claves que nos informan del dolor están en el mismo lugar del sistema nervioso que los que tienen que ver con el placer?

No voy a referirme para darle peso a esta afirmación, al escenario sadomasoquista en que ambas sensaciones (dolor y placer) coexisten.

La anedonia, que es la incapacidad para sentir placer ante estímulos que en el pasado resultaban positivos, es una de las características de las depresiones nerviosas.

Lo cierto es que aunque nacemos llorando, el hombre siempre se mueve en busca del placer y evitando el sufrimiento, ha planteado Alfred Adler.

Entre todas las acepciones del término placer sobresalen: sensaciones agradables o algo que dé gusto. En nuestra cultura,  ¿cuáles son los placeres que procura el dominicano?  ¿Sexo? ¿Comida? ¿Riquezas? ¿Poder? ¿Hábitos de Consumo de sustancias? ¿Salir de compras? ¿Enamorarse? ¿La política? ¿Chismear? ¿La velocidad y los deportes de riesgo?… Les dejo de tarea completar esta lista.

Permítanme invitarlos este domingo a que construyan su propia escala de placer, en lo posible, que no incluya tóxicos; que no dañe a los demás; que provoque crecimiento espiritual y que  lo coloque como un ser humano “gozón pero inofensivo”.

El Nacional

La Voz de Todos