Opinión

DE SALUD Y OTRAS COSAS

DE SALUD Y OTRAS COSAS

Con frecuencia seres humanos casados y con cierto equilibrio psicológico, dedican la mayor parte de sus pensamientos a una tercera persona.

Doctor, ¿pensar en otro es engañar?

Este trance para cualquier terapeuta, pastor, sacerdote o consejero es bien complejo, pues el tema de la llamada infidelidad emocional, mal manejada crea un torrente de culpas y distorsiones que hacen sufrir a muchas personas.

En la biografía de cada uno de nosotros han ocurrido hechos que nos marcan positiva o negativamente.

En el mundillo secreto y emocionante de  los recuerdos afloran imágenes de nuestros primeros amoríos; de la primera relación sexual completa (satisfactoria o no); de los príncipes  o las princesas azules con los que nunca se materializó nada pero sí buenos recuerdos y vívidas fantasías; en fin, cada uno de nosotros tiene una historia psicosexual de la cual ocultamos o archivamos en el inconsciente, buena parte de esos episodios.

En estos días se quejó una dama de que sorprendió a su marido chateando con una mujer a la que él no conoce, pero por el contenido de los textos, a los cuales hube de tener acceso como parte de una consulta, en mis adentros pensé:  ahí sólo faltó el sexo en su dimensión física.

Esta tecnología, que muchos llaman BB posibilita una conversación en tiempo real, en la que los tímidos y los amores imposibles se regodean  y explayan emociones de tal forma que estos ciberamores se han convertido en una verdadera epidemia.

La psicóloga clínica Shirley Glass, experta en problemas de pareja, asegura que el 55  % de las mujeres y el 65 % de los hombres que acuden a su consulta son infieles emocionales.

Según esta experta, para que exista una infidelidad tienen que reunirse tres condiciones: decreto, intimidad y química sexual.

La gente que se involucra en estas triangulaciones trata de desculpabilizarse. Por ejemplo, Martha dice: “Yo casi a diario hablo con Juan, mi ex novio pero Pedro, mi marido, ni se entera, ni con eso le hago daño, es más mi ex es mi mejor consejero”.

Es que mucha gente siente amor por su cónyuge y pasión por otra persona.

No es fácil aconsejar, por las travesuras que nos juegan los pensamientos, por lo excitante que resulta el placer de lo prohibido y por la carga de emoción que tienen estos juegos.

Si este es su caso acuda a un buen terapeuta y trate de no hacer daño.

El Nacional

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