Opinión

DE SALUD Y OTRAS COSAS

DE SALUD Y OTRAS COSAS

 Miles de seres humanos “dejan para mañana lo que pueden hacer hoy”.

Postergar los compromisos y las tareas, la mayoría de las veces se inicia en la temprana infancia y se cristaliza en la juventud, teniendo por base estilos de crianza que no hacen de la premiación a tareas cumplidas una labor cotidiana.

La periodista Débora Gater tiene un interesante artículo que tituló “El arte de postergar”, y plantea que la gente que deja acumular tareas y compromisos llega un momento en que se lamenta diciendo “¿por qué no lo hice antes”?

Hay familias completas que sufren de “procrastinaciones”, que es el término que se aplica a las personas que aplazan y postergan de forma sistemática sus compromisos.

Vemos empresarios que no toman una decisión y entonces se les pasa el tiempo y fracasan.

Políticos que no dan el salto en su momento con decisiones oportunas, y se estancan o se desfasan.

Obesos que viven posponiendo dietas o, lo más radical, una operación de las vías digestivas (bariátrica) y cuando reaccionan ya son o hipertensos o diabéticos.

El caso del estudiante que deja todo el material para el día antes del examen y entonces fracasa.

No es solo que no hacen las cosas cuando deben, sino las explicaciones que se ofrecen y que, en forma de autoengaño, tratan de justificar las consecuencias de no haber actuado a tiempo.

Pero, ¿por que hacemos eso?

El profesor William Knaus, de la Universidad de Virginia, Estados Unidos, entiende que esta conducta está motivada por dos razones:

El miedo al fracaso y la baja tolerancia a las presiones. En el primer caso, se cuela la idea de una autoimagen de ineficiencia personal y en el segundo, la gente “sustituye” , se acelera y comienza a hacer miles de cosas, como forma de invertir esa energía, que debió desplegar en la tarea que era fundamental, pero la pospuso.

Es el caso del universitario que va al gimnasio tres horas, se pasa cuatro organizando las tareas de la novia y arreglando el carro de un amigo, otras dos horas, y entonces…? Mucha gente se enchiva o estanca por dos razones: un exceso de confianza en sus potencialidades y, por otro lado, son “grandes productores de ideas” pero poco ejecutivos.

Otro problema que presenta este posponedor es que al fracasar por no tomar una decisión suele culpar a los otros de los resultados negativos.

Lo cierto es que este tipo de humano tiene una pésima gestión del tiempo y a medida que se acercan los plazos para una acción, se carga de estrés y ansiedad.

El que me lee debe saber que hay que activar las decisiones.

Cuando lo que había que hacer no se hizo, surgen sentimientos de decepción, desilusión e impotencia.

Cuando usted tome una decisión, pues pase a la acción.

Mucha gente tiene diez años pensando divorciarse pero nunca ha visitado a un abogado o a un terapeuta de pareja.

Como digo una cosa digo la otra. Las determinaciones trascendentes se maduran, se consultan; se evalúan los riesgos, pero con un cronograma, es decir “darse un tiempo” entre meditar y ejecutar.

Hay qente que son ” volá” e hiperactivos , otros, ” lentos” y excesivamente meditadores de sus acciones.  Ni lo uno ni  lo otro, el tiempo es oro , las oportunidades son calvas y pasan por la puerta de la casa , pero, una sola vez.

Si te sientes aludido por estas lineas revisa tu accionar vital , vístete seguido y ve donde sabes que debes ir, reúnete con el que sea , valora riesgos… pero decidete…

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