Opinión

DE SALUD Y OTRAS COSAS

DE SALUD Y OTRAS COSAS

Navidad y travesuras con la salud

Doctor,  ¿me puedo tomar unos traguitos?

Me preguntaba un paciente que lleva seis meses consumiendo de forma muy exitosa antidepresivos.

“Tómese un ponchecito; quizás una cervecita sin alcohol, una o dos copitas de vino y, ya tarde de la noche, con un vaso de leche, tírese sus pastillas”, le dije un poco temeroso.

Lo cierto es que todas las especialidades se ven sutilmente demandadas de libertad por sus pacientes.

Otra tendencia es suspender las dietas, a ausentarse de los gimnasios, caminatas y similares, y a posponer las citas médicas.

A partir de la segunda semana de diciembre ni los visitadores a médicos se aparecen por los consultorios.

Es preciso recordar que las enfermedades no respetan épocas del año, clase social o ubicación geográfica.

“Yo me he pasado un año de sacrificios y lo que quiero es beber y comer”, me decía un ser humano que con mucho sacrificio ha podido vencer una serie de problemas con su pareja y con sus hijos.

Una tendencia que observo es a disminuir las dosis de los fármacos que se toman. Esta conducta puede estar relacionada con limitaciones económicas, pero también con la mejoría de los síntomas. La gente se cansa un poco del mismo ritual diario, de tomar tabletas tres veces por día.

Mucha gente varía los tratamientos por consejos de vecinos y alegan: “yo no voy a tomar medicinas toda la vida, en estas navidades me voy a  gozar de lo lindo”.

Conductual y culturalmente la gente frente a la salud tiene en estos días las siguientes excusas:

“En enero me hago todos los análisis”; “Déjeme mi cita para cuando pasen las navidades”.

Tres tipos de pacientes no pueden jugarse con estas tradiciones: hipertensos, diabéticos y psiquiátricos. Los tres tienden a descompensarse en estos días.

Quizás la negociación esté en la moderación y un poco de disciplina.

“A los médicos no hay quien los localice en navidades”, es una injusta afirmación que se inscribe en lo que se llama racionalización, es decir proveerse de una explicación  tranquilizadora que, aunque falsa, nos invita a los destapes navideños.

El que me lea debe saber que la actitud adulta frente a nuestra salud es un acto de elemental responsabilidad.

El discurso de que la salud es un derecho y un deber del Estado suministrarla, es bueno en sociología, pero en la cotidianidad de tu hogar, ve ahora, que estás terminando esta lectura, y chequea todas tus medicinas y aprovecha la regalía pascual para comprarlas.

El Nacional

La Voz de Todos