Opinión

DE SALUD Y OTRAS COSAS

DE SALUD Y OTRAS COSAS

Con frecuencia hacemos un gran esfuerzo por recordar dónde es que hemos visto a esa persona que coincide con nosotros en una determinada actividad. A veces salimos del apuro con una pregunta muy cándida: “Yo como que le conozco”.

Las personas que recuerdan mejor las caras es evidente que tienen lo que se llama memoria visual.

Algunos seres humanos son buenos en recordar imágenes faciales pero no así objetos (agnosia visual), otras reconocen los objetos, pero tienen limitaciones para recordar rostros (prosopagnosia).

Lord Devlin (1976) argumenta que el reconocimiento facial por parte de los testigos no es suficientemente fiable como para condenar a una persona en un juicio.

Yo no recuerdo las caras de mis cuatro asaltantes que me despojaron de mi anillo y mis lentes, pues el impacto emocional y la impotencia que este shock produce “nubla”, por decirlo así, la memoria de evocación.

Los investigadores policiales que elaboran los “retratos hablados” a punto de partida de los testimonios de los presentes en el momento del hecho, pongamos por ejemplo, el cajero que fue asaltado en su banco, no siempre son válidos.

Los expertos en crímenes y otros delitos utilizan gafas oscuras, barbas supuestas y pelucas y cambian de forma considerable su expresión facial.

Los psicólogos que estudian la memoria visual saben que estos mecanismos de cognición tienen sus procesos de almacenaje y evocación en zonas específicas del cerebro, ej: la circunvolución fusiforme media y la circunvolución occipital.

El fuerte de los caricaturistas es la distorsión de los rasgos faciales exagerando aquellos que le son de más notoriedad visual al personaje.

¿Qué es lo que más influye en tu capacidad de recordar caras?

Cuanto más tiempo veamos una cara, con mayor facilidad la recordaremos. Ponga usted por ejemplo la cara de su queridísima novia.

Mientras menos se parece un rostro al nuestro, más se olvida.

A medida que una persona “nos cae mal” la borramos… por el contrario mientras más carga afectiva positiva tenemos con alguien, su imagen no se  apaga.

Se dice que mientras más tiempo estamos sin ver a alguien, se nos olvida. No es así, la llegada de nuestra madre de Nueva York después de muchos años sin verla, nos resulta  inconfundible.

¿Por qué sin conocer personalmente a Elvis Prisley o a Michael Jackson sus rostros son imborrables?  Los efectos de los videos, afiches y otros medios visuales eternizan la imagen de los líderes hasta en el inconsciente. Es el caso de la figura de Jesucristo o del Che Guevara.

Cualquier atipicidad, como cicatrices, retratos al revés, exageración de rasgos (la cara, la nariz, la calva etc.), tienden a prenderse en nuestra memoria.

Los políticos a los que se les elaboran imágenes hechas, afiches con las técnicas de fotoshop (como si fueran cirugías estéticas para lucir más jóvenes y atractivos), deben tener mucho cuidado pues suelen ejercer efectos contrarios. Recuerdo unas imágenes de mi querido doctor Peña Gomez (QEPD), en las que lucía como un “indio lavado”, término propio de nuestra discriminación irónica y racista.

Termino con una frase de Aristóteles que data de 350 años a.C.

“Los hombres de frente pequeña son inconstantes, pero si su frente es redondeada o protuyente, entonces tienen un carácter vivo. Las cejas rectas indican suavidad y buena disposición, mientras que las cejas curvadas hacia las sienes indican humor y disimulo. La mirada fija indica descaro y el parpadeo indecisión”.

El Nacional

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