Opinión

Decisiones judiciales

Decisiones judiciales

A los casos del magistrado Angomás y de los menores que mataron a los taxistas, hay que añadir un tercero: el del magistrado que, ante un recurso elevado por un abogado que alega violación de los derechos de una reclusa a la cual defiende, decide aprobar casi en todas sus partes el contenido de dicha solicitud.

Se trata de la reclusa Sobeida Félix Morel, vinculada a un caso de lavado de dinero, y que, en tiempo reciente, se fugó de la cárcel  utilizando para ello la complicidad y el vínculo sentimental con otro prófugo de la justicia de Puerto Rico y de la República Dominicana.

Las violaciones alegadas no son trascendentes, si se compara con los delitos por los  que,  “presumiblemete” le han llevado a los tribunales. Por eso es que, lo que aquí tiene importancia sobrada, y que debe destacarse, es el daño sufrido por la sociedad.

Desde esa óptica es que entendemos que los tres casos tienen las mismas características. Todos están relacionados con crímenes y delitos graves.

Además, hay que señalar que en todos  ha habido intención y conciencia de delinquir y han sido planificadas las acciones, y, para mayor gloria, se han asociado para su accionar.

Pero algo más importante tienen estos casos en común, y determina el hecho de que los tres quepan en una fosa, y es que todos estos jueces han sido bastante generosos.

La tolerancia así servida, tiene resultados inequívocos. Por eso, no es extraño que en algunos de los adolescentes asesinos de taxistas, no haya aflorado sensibilidad ni arrepentimiento por los hechos cometidos. Lo mismo o algo mucho peor está ocurriendo en el proceso seguido al caso relacionado a Figueroa Agosto, actualmente juzgado en Puerto Rico.

En este  último juicio hay implicadas tres mujeres, incluida Sobeida Félix. Ellas en el tribunal han llenado el ambiente de risa. Ellas sonríen y posan  como si se tratara del protagonismo propio de una entrega de premio, con lo que se resta solemnidad al espacio. Para quienes conservan un poco de dignidad, que son la mayoría en el país, esto resulta muy deprimente. 

De seguir así las cosas, será más progresivo el deterioro de la credibilidad en los procesos judiciales

Entonces: ¿Quién tendrá, a la larga, la culpa de todo esto? La Justicia dominicana como bien dice el episodio “La Muerte del Padre Canales“, en obra literaria “Cosas Añejas”.

El Nacional

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