¿Qué Pasa?

Declaratoria es gran compromiso

Declaratoria es gran compromiso

La musicóloga y profesora universitaria Rossy Díaz Ferreras, sostuvo que la Declaratoria del Merengue como Patrimonio Intangible de la Humanidad es un serio compromiso con la preservación y proyección del ritmo.

Díaz Ferreras, sostiene que tras el impacto y la alegría que ha producido la noticia, queda ahora el compromiso que implica la declaratoria y que demanda acciones de investigación, preservación y proyección.

Díaz Ferreras, con estudios en la UASD de Teoría y Educación Musical y Maestría en Investigación de la Herencia Cultural en la Universidad Carlos III de Madrid, España, indica que el merengue comparte ahora el mismo nivel de prestigio internacional del Flamenco, el Tango, el Mariachi, entre otras.

Recuerda que el país tiene previamente otras dos declaratorias de UNESCO, siendo la isla del Caribe con mayor cantidad de reconocimientos de este organismo internacional: Congos de Villa Mella en 2001 y Los Guloyas de San Pedro de Macorís en 2005.

“Hemos de esperar una mayor concentración del estado y las instituciones involucradas en esta declaratoria. Asimismo, que merengueros, intérpretes, compositores, difusores, profesores de música, coleccionistas, historiadores del tema, etc., deben dedicar más de tiempo a conocer esta convención y valorar la gran dimensión que le da al merengue y a al país.

La profesional es autora del libro Rumbas Barriales, una aproximación al análisis del merengue de calle
“En este contexto, las autoridades tienen el compromiso de mantener esta expresiones culturales, acompañando sus manifestaciones, documentándolas, estudiándolas y difundiéndolas” afirma y destaca que el factor educativo y de valoración es vital en este proceso.

Recuerda que según la convención para la salvaguarda del patrimonio cultural inmaterial, el país debe comprometerse con estas expresiones culturales, ya que UNESCO funge como ente promotor y es cada país quien ejecuta tales obligaciones.

¡Cómo se planteó?

El proceso para lograr que el merengue fuera declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, se inició en junio de 2011, hace seis años, cuando el entonces ministro de Cultura José Rafael Lantigua, dispuso un equipo que elaborara la propuesta, encabezado por Lourdes Camilo de Cuello, en su momento vice-ministra de Patrimonio Cultural.

Camilo trabajó durante meses para producir un expediente de decenas de páginas y un documental, que Lantigua envió a la sede de Unesco, en París. Este proceso recibió apoyo de la gestión de José Antonio Rodríguez, en el periodo 2012- 2016 y a quien le tocó difundirla como embajador ante Unesco.