La victoria de Nicolás Maduro, el PSUV y el Polo Patriótico, aun por un margen de menos del 2%, es un hecho de mucha importancia para la continuidad del proceso bolivariano en Venezuela y en nuestra América. Sin embargo, no se debe obviar que tan cerrados resultados -pese a ser a todas luces limpios e incontrovertibles- están siendo usados por Estados Unidos y la derecha caprilista para relanzar su viejo plan desestabilizador en dirección a desgastar el régimen bolivariano y fomentar la ingobernabilidad que facilite nuevas modalidades de agresión imperialista.
Urge y esto viene haciéndose con cierta eficacia- derrotar esta primera oleada sediciosa post-electoral, desplegando una ofensiva popular interna y una multifacética solidaridad internacional que la denuncie, contenga y aísle hasta obligarla a retroceder.
Pero al mismo tiempo -dada la sensible baja del caudal electoral del polo bolivariano- es imprescindible la profundización y renovación de ese proceso revolucionario en dirección a la socialización acelerada y al fortalecimiento del poder popular. Así incluso lo previó el comandante Chávez al anunciar el II Plan Socialista, débilmente enarbolado en la campaña recién concluida y pendiente de ejecución.
La superación de las relaciones y dinámicas capitalistas, del rentismo petrolero per se, de las deformaciones burocráticas, la corrupción, el dispendio de recursos y las ineficiencias en la gestión pública ( que son causas de insatisfacciones y descontentos a nivel popular y le sirven de sustento y alimento político a las derechas), es la ruta obligada y expedita para recuperar fuerza en el pueblo y revitalizar el proceso bolivariano.
Lo acontecido es una señal inequívoca e imperiosa necesidad de poner en marcha el golpe de timón hacia la socialización en grande; lo que implica reducir sensiblemente las bases económicas y la superestructura bajo control capitalista, y atacar las fuentes de las diversas distorsiones económicas y culturales: especulación, inflación, desabastecimiento, dispendio, consumismo, dependencia alimentaria, alienación y freno al desarrollo productivo.
En fin, para en lo inmediato cerrarle el paso -y cada vez que intente rebrotar- a la desestabilización programada, se requiere mucha creatividad y firmeza; procurando evadir provocaciones, contrarrestar la tentación a represiones militares-policiales que exacerben los choques y apelar a las grandes demostraciones civiles e innovar en las iniciativas de disuasión, exhibiendo la fuerza del socialismo bolivariano en las bases de la sociedad y en la Fuerzas Armadas
Mientras que para contener y revertir el desgaste evidenciado, se precisa atacar y superar estratégicamente las causas estructurales junto a los errores que lo nutren, radicalizando progresivamente el proceso hacia la revolución y el socialismo en Venezuela y más allá.