Opinión

¡Déjenme trabajar!

¡Déjenme trabajar!

Ante un requerimiento de los periodistas en torno a su opinión sobre un pedido para que renuncie a su cargo, el presidente Danilo Medina respondió ayer con un “déjenme trabajar”, lacónica expresión que debería ser reivindicada por todo el universo laboral público o privado.

Esa respuesta quizás reflejó agobio o cansancio del mandatario al término de una reunión con constructores que desarrollan el proyecto de viviendas Juan Bosch, que se prolongó por más de dos horas, o tal vez no quiso referirse a un reclamo que ya fue objeto del rechazo ciudadano.

“Déjenme trabajar” puede ser repetida por el Ministerio Público y el orden judicial que encaminan varios procesos penales contra funcionarios, legisladores, ex-servidores públicos y oficiales militares imputados de prevaricación.

También por el Congreso Nacional sometido a cruentas presiones de las iglesias que exigen que en el nuevo Código Penal se penalice toda forma de aborto, aun en los casos terapéuticos o de embarazos incestuosos.
Los legisladores también deberían reclamarle a la dirigencia partidaria que los deje trabajar en la elaboración y aprobación de una Ley de Partidos y de Reforma Electoral, que garantice equidad e igualdad en los procesos de escogencia de candidatos y en las elecciones generales.

El empresariado debería permitir que se trabaje sin mayores presiones en la conformación de los pactos fiscal y eléctrico, en el entendido de que esas herramientas de consenso son indispensables para la sostenibilidad de la economía.

Autoridad Metropolitana de Transporte (Amet) mantiene el ruego de que la gente influyente y la ciudadanía en sentido general dejen trabajar a sus agentes, sin abofetearlos, agredirlos o irrespetarlos, cuando procura hacer cumplir con la Ley de Tránsito o multar a sus transgresores.

Las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes) reclaman del Gobierno que les permita trabajar y progresar, para lo cual requieren de incentivos fiscales y reducción de la burocracia oficial. Toda la nación, y no sólo el Presidente, reclama a viva voz: ¡Déjenme trabajar!

El Nacional

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