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Colón y la eterna juventud
Ponce de León buscó afanosamente en territorios americanos la fuente de la eterna
juventud, pero fue

Colón quien la encontró….Bartolo Colón.

Mientras el explorador español dejó atrás Santo Domingo en busca de un sueño no realizado y murió en Cuba a los 51 años sin descubrir la isla de Bimini, el nativo de Altamira sigue dejándonos admirados con su capacidad para dominar bateadores cerca de cumplir 45 años.

Sea por la inoculación

de un coctel llamado Plasma Rico en Plaquetas (PRP) extraído de su propia médula o cualquier otro procedimiento desligado del área médica, la realidad es que la longevidad beisbolera de Bartolo resulta fácil de comprobar. Y es que lo que está a la vista no necesita espejuelos.

El lanzador de los Vigilantes de Texas acaba de tejer una joya digna del mejor orfebre al literalmente domesticar por siete episodios al reinante campeón Astros de Houston como parte de una epopeya a la que contribuyó su oponente Justin Verlander.

La extraordinaria capacidad del fornido Colón para golpear los bordes de la zona de strike nunca estuvo más de manifiesto que este pasado domingo cuando con la puntería de un francotirador despachó a 21 bateadores sucesivos con lo que pareció un mínimo de esfuerzo.

Bartolo no da rodeos con su reinventada forma. Va al grano cuando de atacar los bateadores se trata y es un fiel seguidor de la teoría que enseña que la menor distancia entre dos puntos es la recta que los une.
Colón vive y muere tirando rectas como lo hizo en su trabajo a costa de Houston cuando las utilizó en un 86.5 por ciento en ruta a una labor general de 66 strikes y 30 bolas. Fue así como consiguió strikes con su primera oferta a los primeros 17 bateadores y se montó en  0-2 contra 10 de ellos.

Esa soberbia capacidad para todavía lanzar partidos en forma dominante es lo que conduce a muchos a pensar que aún queda gasolina en el tanque del pitcher cuya figura de 280 libras está más acorde con la de un camionero.

José Altuve, el líder de bateo de la Liga Americana en tres de las últimas cuatro temporadas, fue dos veces víctima de los ponches recetados por Bartolo siendo la primera vez en la actual campaña que tal hecho sucedía. Primero el venezolano abanicó una bola rápida totalmente fuera de la zona y en la segunda oportunidad se quedó congelado viendo penetrar a zona buena un enigmático envío del dominicano.

Esa fue la evidencia más resaltante de la efectividad de Colón en su noche indeleble, una que dejó embrujados a unos e hipnotizados a otros haciendo ostentación de que cerca de cumplir 45 años está tan bueno como los mejores vinos añejos o tan fresco como el primer guandul.

El Nacional

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