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Deporte profundo

Deporte profundo

En el firmamento del tenis
Víctor Estrella ha desafiado con éxito al calendario para mantenerse entre los tenistas del llamado “Top 100” a una edad en la cual la mayoría de los jugadores están retirados en sus hogares rumiando glorias pasadas, o quizás sirviendo como entrenadores o consejeros de figuras emergentes o establecidas.

El simple hecho de seguir compitiendo en el nivel de la élite próximo a cumplir los 37 años revelan no solo unas excepcionales condiciones atléticas en una disciplina tan demandante física y mentalmente, sino una valiente fortaleza de espíritu que únicamente poseen un puñado de privilegiados.

Esa resistencia, tenacidad y deseo de triunfo estuvieron una vez más de manifiesto cuando el dominicano nativo de Santiago de los Caballeros luchó por espacio de 4 horas y 20 minutos para ganar su match de primera ronda sobre el famoso polvo rojizo de las canchas del Abierto de Francia.
Distinto a otros atletas profesionales que cimentaron sus carreras
a partir de la etapa juvenil, Víctor Estrella apareció de un salto
en el escenario central del circo como un roble añejo provocador y determinado a destruir mitos existentes en la ortodoxia del tenis.

Es la reedición de la historia de David venciendo a Goliat y las huestes de filisteos con toda suerte de trucos maniobrando su honda y un arsenal consistente en cinco piedras de río.

Dotado de un par de piernas en las que se combinan la fuerza y la motricidad reactiva, el criollo ha logrado mantenerse en la cúspide

de su deporte añadiendo a su capacidad corporal los recursos tácticos que solo se consiguen al fragor de incontables horas en el manejo de la raqueta.

Contrario a los vaticinios de que sería apenas un invitado de ocasión a los festivales donde solo acuden las rutilantes estrellas del firmamento tenístico, Víctor se mantiene ahora con carné de socio en el clan exclusivo donde representa con orgullo su país latinoamericano como antes lo hicieron Segura, Olmedo, Ayala, Vilas y Osuna.

Su carrera, como señaló el ex jugador y hoy comentarista José Luis Clerc, es el guión perfecto para un documento cinematográfico que transmita, sin necesidad de mucho esfuerzo, las características particulares de un ser humano que nunca se rindió y pareció estar siempre guiado por la famosa sentencia napoleónica que reza “la palabra imposible solo existe en el diccionario de los tontos”.

El Nacional

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