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La Cabalgata Deportiva
El reciente fallecimiento de Felo Ramírez me ha trasladado a la época de la niñez cuando me calentaba las orejas pegado al radio receptor Hallicrafters, que aún conservo como reliquia paterna, para escuchar los juegos de la Serie Mundial de Béisbol de las Grandes Ligas enLa Cabalgata Deportiva Gillette.

Cerraba mis ojos infantiles para imaginarmelas estampas dibujadas por Buck Canel en su trepidante estilo inconfundible lleno de colorido, intentando identificar la fortaleza de El Duque de la Destrucción, tratando de hacerme una idea de losmúsculos hasta en las orejas de Bill Skowron, y buscando averiguar qué tan corpulento era Ted Kluszewski, quien al decir de Buckpesaba dos libras menos que un caballo.

Con el tema “Look Sharp, Be Sharp” como fondo musical se iniciaba la transmisión a través de 200 emisoras en el continente y el mexicano Pablo Ruelas Núñez anunciando: “Gillette transmite en español y para el deleite de todos ustedes, muchos de los principales eventos deportivos tales como peleas por campeonatos mundiales de boxeo, el Juego de Estrellas y este granclásico del béisbol, la Serie Mundial”.

Presentadoen la apertura como “Papá Canel”, éste luego introducía a Felo como “mi buen amigo de Cuba, el orgullo de Bayamo” para que el caribeño, con un susurro que salía por el micrófono con decibeles multiplicados saludara con su habitual“muy buenas tardes, gentiles amigos nuestros”.

Buck con su voz de barítono recordaba en las pausas su inolvidable frase “no se vayan, porque esto…. se pone bueno”, y Pablo realzaba entre episodios la rasurada suave conlas navajas azules de Gillette y la salida al mercado del revolucionario bolígrafo Paper Mate.

Muy lejos de mi mente estaba que años después y a solicitud del propio Canel, mi primer trabajo profesional en el periodismo sería como su ayudante en la cobertura para la agencia France Presse de la Serie Mundial de Béisbol Aficionado celebrada en Santo Domingo en 1969.

“Préstame a Roosevelt” se limitó a pedirle a Don Frank con su vozarrón mientras caminábamos por un pasillo del hotel El Embajador confiando a ojos cerrados en un chico sin experiencia pero siempre ávido de demostrarle conocimientos desde que fuimospresentados en ese mismo local cuatro años en medio de un her videro humano.

Y nunca he borrado de mi memoria cuando Ramírez, cuya partida marcó el fin de esa era dorada de la radiodifusión deportiva, fue un invitado de honor –a sugerencia de Andrés Soto-en la transmisión de La Cadena Joven en la Serie del Caribe de 1985 en Mazatlán, México donde compartía cabina con los inolvidables Mickey Mena, Radhamés Grullón y Juan Lugo Villar,junto a un jovencito llamado Osvaldo Rodríguez Suncar que yo patrocinaba como pupilo.

“La bola se vaaa elevando…y la bolaaa…..se llevó la cerca”, narró Felo aquel día mientras tres hombres cruzaban el plato para luego esperar jubilosos la lenta y majestuosa llegada de Luis Pujols.

El Nacional

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