Deportes

Deportes Profundo

Deportes Profundo

El brillo del oro causa ceguera
De mi época de estudios de Historia de la Cultura en el segundo año de bachillerato en el Colegio Don Bosco bajo las enseñanzas del inolvidable Padre Enrique Mellano, he recordado en estos días la leyenda del Rey Midas, a quien el dios Dionisio le concedió el deseo de convertir en oro todo objeto que tocara con sus manos.
Los primeros resultados fueron maravillosos hasta que al monarca se le abrió el apetito por una hermosa manzana que se volvió de oro macizo al instante de llevarla a su boca, y así continuó sucediendo con el agua y todos los exquisitos manjares que llegaban a la opípara mesa de Midas.
El rey entró en obligado pánico ante los resultados, producto de su codicia, teniendo que orar ante Dionisio para que lo liberara del extraño poder, teniendo entonces que introducir su cabeza en las aguas del lejano río Pactolo, para así eliminar la bendición que había terminado siendo una desgracia.
Traigo La remembranza de ese episodio mitológico ante el empecinamiento del gimnasta Audrys Nin Reyes y sus manejadores, de continuar participando en algunos certámenes afectado por una especie de fiebre del oro y cuya calentura parece superar el padecimiento de tendinitis que sufre en una de sus rodillas.
El descanso es una de las recomendaciones principales que hacen los especialistas ante la inflamación de los tejidos que forman los tendones, que es precisamente lo opuesto que se aprecia en el comportamiento del joven atleta y quienes le aconsejan.
Nin Reyes viene de conquistar una medalla de oro en una Copa en Francia donde compitió lesionado, y ya anuncia sus planes de seguir participando ahora en un evento en Canadá y luego en unos Juegos Bolivarianos, donde ni siquiera tendría rivales con quienes medir fuerzas.
El salto, la prueba en la que hasta el momento Nin Reyes ha demostrado mejores condiciones, es la que más carga demanda de las coyunturas inferiores de un gimnasta, tanto por la velocidad en la carrera sobre la carpeta, como por el impulso para elevarse en el aparato y el aterrizaje luego de la pirueta.
Por un reportaje aparecido en El Nacional de la fértil pluma del colega Rafael Martínez, puedo enterarme del ímpetu y deseos de oro que dominan en estos días el espíritu del prometedor atleta, a quien al igual que Supermán no lo detienen ni los tiros de las ametralladoras.
En medio de la ceguera que causa el brillo del metal aurífero y el envanecimiento que provoca la tinta laudatoria, es el momento de que alguien le haga ver el perjuicio que podría causarle un agravamiento que convierta el pasajero padecimientoen una condición crónica que tenga que lamentar en su promisorio porvenir.
Mientras tanto, desde esta tribuna le dejaré a él y sus orientadores, que me imagino incluyen a la gente de CRESO, la tarea de analizar estos mensajes combinados:
La avaricia rompe el saco…..y más vale perder un minuto en la vida, que perder la vida en un minuto.

El Nacional

La Voz de Todos