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La batuta de José Altuve
Uno de los más utilizados clisés en el periodismo deportivo es el de otorgar a ciertos atletas el título como “el mejor libra por libra” para de esa forma resaltar el valor del mismo en relación con sus
dimensiones físicas.

Me viene a la mente el nombre del boxeador del peso mediano Sugar Ray Robinson como el primero que poseyó esa distinción, dadas sus habilidades para golpear y bailar en el cuadrilátero durante la dorada época del pugilista en los años 50.

El diminuto jugador venezolano de béisbol, José Altuve, es el más reciente deportista en merecer ese calificativo tras completar su cuarta temporada consecutiva con más de 200 indiscutibles y conquistar su tercera corona de bateo en las Grandes Ligas.

Altuve, quien apenas alcanza una estatura de 5-6 y pesa 168 libras, se convirtió en días pasados en el noveno pelotero en la historia que conecta tres jonrones en un partido post temporada y así
consolidar la opinión  de quienes sustentan  su candidatura como el Jugador Más Valioso de
la Liga Americana.

En una época en que hemos visto desfilar bateadores portentosos por su talento como regaderas de indiscutibles como fueron los casos de Pete Rose, Ichiro Suzuki, Wade Boggs, Tony Gwynn y Rod Carew, el nombre del intermedista de los Astros de Houston sobresale por su combinación de contacto,
poder y velocidad.

Su trío de cuadrangulares en el primer juego de la Serie Divisional de la Liga Americana lo equiparan con mastodontes como Babe Ruth, Reggie Jackson y Albert Pujols, entre los que han alcanzado la proeza en la llamada post temporada.
Las últimas dos campañas de Altuve lo presentan con 48 jonrones, 81 dobles, 62 bases robadas
y sus WAR (Victorias Sobre Reemplazo) lo colocan con 7.6 y 8.3, según Baseball Reference.
Para tener una idea completa del valor de Altuve y su potencial como bateador, basta subrayar el hecho de que Pete Rose, quien amasó 4,256 hits para el mayor total en la historia, solamente tenía 1,204 hits al completar
su juego 982, que son 46 menos que los acumulados por el venezolano.
El nativo de Maracay además ha sumado hasta este momento de su carrera más partidos de múltiples hits (358) que juegos
en los que ha salido con las manos vacías (258).
Está por verse cuánto tiempo mantendrá este jugador de 27 años la consistencia exhibida en sus primeras siete temporadas -seis completas- en las Ligas Mayores, pero mientras el hacha va y viene los guarismos acumulados lo colocan en línea para establecerse como uno  de los grandes artistas  con el uso del madero.
En los tiempos en que Carew ganaba sus siete coronas de bateo, el escritor Jim Murray lo describió así: “Rod Carew es Picasso en el plato, porque maneja el madero, como
Picasso sus pinceles”.

Lo mismo puede decirse hoy de José Altuve.

El Nacional

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