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El Sello de Eduardo Gómez
La llegada de Eduardo Gómez a la República Dominicana unas pocas semanas antes de la inauguración de los Doce Juegos Centroamericanos y del Caribe en 1974 marcó un hito histórico en el baloncesto dominicano al estampar con su presencia un sello de personalidad y respeto a nuestro equipo nacional.

Eduardo, nativo de Santiago de los Caballeros y criado Nueva York, era entonces un estudiante de ciencias sociales en el Taylor College de Indiana y uno de los pupilos predilectos de los programas comunitarios que el estelar jugador profesional Nate -Tiny- Archibald llevaba a cabo en el Condado del Bronx.

La velocidad de su juego, sus lances de extra larga distancia y una tremenda capacidad de salto le ganaron de inmediato la admiración del público y sus compañeros de escuadra.
Fue una especie de amor a primera vista con “Go-Go”, apodo que trajo, y “El Vaquero”, como lo bautizaron en el Palacio de los Deportes, probablemente por la espectacularidad de sus disparos.

Gómez, quien está de visita en el país, guarda imborrables recuerdos de su época en la Selección Nacional, el Club Deportivo Naco, el Campamento de la Gulf and Western, y sobre todo de la epopeya de la medalla de oro en el Centro-Basket de 1977 en Panamá de la que fue uno de los héroes principales.

Actualmente dedicado a la misión como educador en un centro escolar en el Condado de Weston, Florida, la otrora estrella fue además de excelente jugador una fuente de inspiración para que muchos jóvenes se integraran a la práctica del baloncesto, siendo uno de ellos el entonces jovencito Roberto Modesto, quien alcanzaría llegar al combinado nacional en 1986 cuando los Juegos Centroamericanos regresaron al país por vía de Santiago.

“Eduardo fue mi gran inspiración para incursionar en el baloncesto y lo tuve como mi ídolo,” señaló Modesto durante el acto en el que le entregó el jueves pasado una franela de Titanes del Distrito Nacional con el que fuera su habitual número 10, tanto en la selección como vistiendo la camiseta azul celeste del Naco.

A pesar de que el miembro del Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano reside en Florida por más de 35 años, él mantiene vínculos permanentes en el país y nunca ha dejado de tener planes para promover en su tierra natal programas que incentiven la promoción del baloncesto.

Su breve visita nos ha permitido a ambos hacer un viaje al pasado para recordar a Virgilio, Máximo, Tabaré, Ripley, Tulio, Sabater, Ariel, Faisal, Humberto, Lalane y otras columnas del deporte de nuestros amores.

El Nacional

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