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Adrián Beltré: un líder callado

La primera vez que escuché el nombre de Adrián Beltré fue de labios del otrora jardinero y toletero Reggie Smith, entonces un instructor de bateo de los Dodgers de Los Ángeles, de visita en La Romana, para elogiar las cualidades del prospecto dominicano en proceso de desarrollo en las fincas de la organización en la que nació.

El tiempo ha transcurrido y las palabras de Smith han resultado proféticas, ya que el jugador criollo se convirtió este domingo en el miembro número 31 del Club de los 3,000 hits y con ello selló su boleto de ingreso al Salón de la Fama del Béisbol.

Beltré ha labrado su camino de una forma tan proverbialmente callada que es casi un desconocido en su propia tierra, donde otros con mucho menos credenciales reciben sobrada promoción
y reconocimiento. Adrián ha sido como el empleado puntual y cumplidor de sus obligaciones, ese que trabaja horas extras y no toma vacaciones, mientras ve a otros ocupar cargos gerenciales sin méritos
suficientes.

El poderoso antesalista ofrece la imagen de ser un tipo tímido, más bien huraño. Concede tan pocas entrevistas que lo que más se conoce de él es su aversión a que le pongan la mano en la cabeza y la estampa que mejor ha proyectado es una completando el swing con una de sus rodillas tocando la tierra.

Adrián ha sido un modelo de comportamiento. Nadie jamás le ha visto protestar ni actuar como protagonista de un escándalo desde que firmó su primer contrato profesional cuando todavía no tenía edad para sacar la cédula entonces a los 16 años. Lo suyo ha sido cuestión de estabilidad y consistencia, como la de los gallos que cantan infaliblemente próximo a salir el sol.

Mientras los números ofensivos parecen ser los que la franquearán las puertas de Cooperstown, la habilidad defensiva para recoger bolas y hacer lances certeros ha sido su carnet de identidad en Los Ángeles, Boston, Seattle y ahora con los Vigilantes de Texas.

La eficiencia, que es la resultante de una ecuación en la que intervienen el resultado obtenido y los recursos invertidos, es lo que caracteriza a Beltré. Sólido como una roca de granito, ha hecho lucir como futilidad una tarea difícil como la de salir a desempeñar diariamente actos manifestados en guarismos a la vista de todos, así como otros intangibles como el de permanente rol de líder predicador con el ejemplo.

Hace unos años que el escudriñador y joven colega José Gómez, un experto en estadísticas de nueva generación y analista del talento atlético devenido en avezado predictor de las cartas de Tarot, lanzó el alerta sobre el futuro que le aguardaba al nativo del Kilómetro 12 (Autopista 30 de Mayo), al proyectarlo como un bateador de 3,000 hits y con ello candidato a la inmortalidad.
¡Nunca estuvo tan atinado el hermano de Héctor!

El Nacional

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