Opinión

Depresión nerviosa

Depresión nerviosa

Un destacado intelectual dominicano, residente en el exterior, se queja de que lo califican de loco por consumir medicamentos para la depresión, dato encontrado por algunos de sus adversarios en el sistema de salud pública de la Ciudad de New York. No es el primero ni será el último en ser objeto de ataque por haber atravesado episodios depresivos.

Alan García, ex presidente del Perú, también se le ha pretendido descalificar en las diferentes campañas electorales en que ha participado por la presidencia de su país, aunque él mismo ha admitido que consumió psicofármacos con motivo de la muerte de Raúl Haya de la Torre, su líder político y uno de los principales ideólogos del continente.

La depresión es un tema especial de la siquiatría, por lo que al abordar el mismo les pido permiso a los profesionales de la conducta, particularmente a mi amigo Secundino Palacios y también a César Mella, mi compañero de la UASD, pero la experiencia indica que todos los seres humanos nos deprimimos. Naturalmente, unos más que otros.

El extinto Antonio Zaglul, hablando en la televisión, decía que su depresión se las curaba haciendo viajes al exterior. Muchos ciudadanos aprenden a darse sus propias terapias y superar la patología en la medida en que sea leve, pues cuando es profunda, que impide conciliar el sueño, con serias manifestaciones de ansiedad, lo recomendable es la búsqueda de ayuda profesional.

Lamentablemente muchos se resisten a acudir al siquiatra por temor a que los tilden de locos. Los que acuden les piden a Dios que nadie los vea, se ponen gafas negras o llevan un libro para simular lectura, pretexto para evadir miradas y saludos a eventuales personas conocidas. Todos ocultan tratamientos. ¿Por qué tantos tabúes y prejuicios sobre una patología normal y común?

Recuerdo que el doctor Máximo Beras Goico decía que las personas se deprimen porque piensan y los que piensan regularmente son inteligentes. Y efectivamente busque a los depresivos: muchos son empresarios emprendedores, cientistas, profesionales y personas muy responsables. ¿Acaso usted ha visto a algún charlatán, que no le dé mente a nada, con depresión?

El Nacional

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