Los hundimientos de terrenos siguen representando un peligro para los residentes del sector Los Prados, donde ayer colapsó una caseta que albergaba una planta eléctrica situada al lado de un edificio de apartamentos, en la calle Olof Palme, casi esquina Osvaldo Basil, aunque éstos rehúsan identificarse, debido a los intereses que, según afirman, están en juego en la zona.
La caseta que se hundió estaba al lado del residencial Mármol, un edificio de cinco plantas, ubicado en la calle Olof Palme.
Una yipeta que estaba parqueada debajo de la caseta, cayó al hoyo causado por el colapso del terreno.
Sin embargo, no fue posible conseguir una reacción de vecinos del residencial, pese al intento del equipo de El Nacional.
Una mujer que habló con reporteros de El Nacional bajo condición de reservar su nombre, explicó que cuando se construyó la urbanización en 1966, la inmobiliaria advirtió a los futuros propietarios que no podían levantar casas de más de una planta.
“Ese ha sido el problema, los terrenos no resisten viviendas de más de una planta y se han construido, y se siguen construyendo edificios de cinco y seis niveles, ha habido irresponsabilidad de parte del Estado”, dijo.
Explicó que muchas familias vendieron sus casas a inmobiliarias, que luego iniciaron la construcción de edificios, lo que, según explicó, sobrecargó el terreno.
“Es un terreno muy flexible y los edificios que se han levantado tienen demasiado peso”, dijo la dama, quien mostró una torre de seis niveles que se construye cerca de donde ocurrió el derrumbe.
Pidió al Gobierno prohibir la construcción de edificios en ese lugar, a fin de evitar una tragedia.
La urbanización Los Prados fue construida por una empresa canadiense con un costo por vivienda de 20 mil pesos, cuyos propietarios pagaban 80 pesos de cuota mensual.
Muchos de los compradores procedían de la Ciudad Colonial y de otros sectores de la capital, explicó una mujer de 83 años, quien laboraba como secretaria en un banco local.
El terreno sobre el que se construyó el residencial era pantanoso y pertenecía a la familia Trujillo, explicaron dos personas que iniciaron el proyecto.
“Era tierra de lagunas, por ello se recomendó no construir casas de dos plantas”, reiteraron.
UN APUNTE
Los derrumbes en Los Prados preocupan a los residentes del sector, aunque muchos temen hablar del tema debido a los intereses que están en juego en el lugar, donde se han levantado edificios de cinco plantas, mientras otros están en construcción.
