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Desarrollo integral es aval de Rehabilitación

Desarrollo integral es aval de Rehabilitación

Santo Domingo.-La ocupación humana tiene implicaciones directas en la salud física, por eso los técnicos la Asociación Dominicana de Rehabilitación (ADR) se encargan de facilitar y mejorar el desempeño de las personas en sus actividades del diario vivir.

La ADR provee un servicio integral que incluye desde la rehabilitación física, hasta el desarrollo cognitivo.

Actualmente ofrece servicios en 33 centros distribuidos en toda la geografía nacional, que se concentran en los programas especiales de Medicina Física y Rehabilitación, Escuela de Educación Especial y Formación e Inserción laboral.

Sin embargo, pese a que el enfoque es brindar servicios, la razón de ser de la ADR va más allá: está orientada en brindar amor y esperanza al prójimo a través del trato afable de sus colaboradores.

La terapeuta ocupacional Ruth Esther Santana manifiesta que su gran compromiso es la atención efectiva al paciente.

“Mi gran satisfacción es cuando se crea esa empatía entre el usuario y el terapeuta o colaborador de la entidad. Uno siente que no solo da un servicio, sino que devuelve esperanzas a la vez que se crea un vínculo sincero y afectivo”, expresó Santana.

Esto ocurre diariamente en los pasillos de la entidad no lucrativa. Esa química entre especialista y usuario fortalece y edifica la obra de amor y solidaridad que con tanta dedicación y empeño ha construido su presidente y fundadora, Mary Pérez de Marranzini.

“Mi terapeuta, Ruth, más que eso; es mi amiga. Con Ruth me desahogo, ella me da seguridad, confianza y esperanza. Hemos hecho una linda amistad. Cuando llego a Rehabilitación, no llego por terapia, voy entusiasmado porque voy a ver a mi querida amiga”, así dijo Aneuris García Falette.

García Falette salió de una discoteca hacia su casa con un amigo cerca de la medianoche en su natal Cabrera, provincia María Trinidad Sánchez, cuando perdió el control del vehículo en que viajaban y se estrelló contra un poste del tendido eléctrico.

El accidente de tránsito lo dejó con parálisis de los brazos, manos, tronco, piernas, órganos pélvicos y hasta sin habla en ese momento, debido a un severo daño en la médula espinal. Su amigo apenas recibió rasguños por la rotura del cristal del vehículo.

Aneuris tenía 21 años en ese momento y estudiaba Mercadeo en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Pese a estar conectado a un respirador, sin movimientos y con una bacteria que adquirió luego de tres meses en cama, por la mente del joven estudiante nunca pasó la palabra “rendirse”.

Cuenta Aneuris, quien tras someterse a constantes terapias en la Asociación Dominicana de Rehabilitación (ADR) ya tiene estabilidad en el cuello, movimientos, aunque a veces involuntarios, y sensibilidad muscular. Y a su vez, ha recuperado el habla a través de los programas de Terapia del Lenguaje.

García Falette tiene actualmente 36 años y define su experiencia en la ADR como una “luz en el camino”
“La ADR es mi casa. Es un lugar para encontrarme con amigos y seguir con fuerzas para continuar promoviendo el libro de mi vida”, asegura el usuario.

Hoy en día, García Falette da rienda suelta a sus esperanzas a través de un “mouse stick” (lápiz digital) para chatear con su celular durante un momento de su jornada de terapias en la Asociación Dominicana de Rehabilitación, y a su vez, redacta historias para plasmarlas en libros y anécdotas para la superación personal de otros.

El 12% de las personas que ingresan a la ADR es producto de un accidente de tránsito, para un estimado promedio de 6,358 pacientes por año.

El Nacional

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